A la pregunta "¿A qué te recuerda Champaña-Ardenas?", seguro que un 99% de las personas preguntadas responderán "Al champán", el 1% restante y que responderá otra cosa será gente que vive en la región.
Está claro que con un producto tan prestigioso, conocido y bebido en todo el mundo, símbolo de celebración, de fiesta y de lujo, la región de Champaña-Ardenas ha encontrado un excelente embajador natural. El problema de un producto con tanta personalidad y una fama tan importante es que suele eclipsar a todo lo que lo rodea.
Con demasiada frecuencia se resume a estas famosas burbujas, con lo que la mayoría olvida todo lo que puede formar parte del encanto de esta región.
Por supuesto, la rica Champaña (formada por los departamentos de Marne, Alto Marne y Aube) con sus viñedos, sus bodegas de las Grandes Casas de champán, a menudo instaladas en unas canteras de creta que datan de la época romana, su capital, Reims, en donde fueron coronados 33 reyes de Francia en la catedral de Nuestra Señora, es una etapa obligatoria para muchos turistas.
Pero tampoco hay que olvidar las Ardenas, con sus vastos paisajes arbolados en la frontera con Bélgica. La patria de Arthur Rimbaud (nacido en Charleville-Mézières) esconde varios tesoros arquitectónicos y muestra a los visitantes sus castillos e iglesias fortificadas.
La región al completo fue escenario de terribles batallas durante la Primera Guerra Mundial y conserva los recuerdos de este triste pasado en sus museos, aunque también en su territorio. Afortunadamente, el pasado no solo está formado por guerras y el ser humano ha dejado muchos testimonios de su pericia (la Casa de las herramientas y del pensamiento obrero), de su voluntad de vivir en este territorio salvaje, en ocasiones abrupto, y de su admiración constante frente al espectáculo que le ofrece la generosa naturaleza (lago artificial del Der-Chantecoq o bosque de Oriente).
Una tierra rica a la par que campesina, la gastronomía de Champaña-Ardenas no se limita al champán. Jamón de las Ardenas, morcilla de Rethel, jabalí, manitas de cerdo a la Sainte Ménehould o las célebres Biscuits Roses de Reims son algunos ejemplos que hacen las delicias del los amantes de la buena mesa.
Champaña-Ardenas, con sus inviernos relativamente rudos sobre todo en las Ardenas y en las altiplanicies del Marne, es un destino para descubrir esencialmente en verano.
El principio del otoño no es desagradable y permite recorrer la región al ritmo de las vendimias, una época buena del año para esta tierra de viñedos. Evidentemente, cuando se habla de Champaña-Ardenas, la bebida con pequeñas burbujas nos viene a la mente. El champán, mundialmente conocido y reconocido, es el emblema de la región y de la ciudad de Reims. Del descubrimiento de las viñas y del paisaje vitícola a la visita de las bodegas de champán más famosas (Mumm, Pommery, Taittinger...), el enoturismo es una auténtica cultura en esta región.
La mayoría de las bodegas de las grandes marcas, pero incluso las menos famosas, organizan visitas guiadas de sus tesoros, algunas instaladas en unas canteras de creta. Estas visitas se realizan en grupo y se recomienda reservar con antelación. No te olvides de prever ropa abrigada, incluso en pleno verano, para efectuar la visita porque las temperaturas en las bodegas suelen rondar los 12-13 grados.
La región se conoce esencialmente por el champán, pero también esconde otras joyas arquitectónicas, culturales y gastronómicas.
Reims, la ciudad de las coronaciones, con su catedral, su palacio de Tau y el museo Saint-Remi, merece la pena visitarse. Así lo han comprendido muchos turistas extranjeros que no dudan en detenerse aquí en su camino hacia las pistas de esquí francesas, en invierno, o la Costa Azul, en verano. Por tanto, se recomienda reservar hotel con antelación para asegurarse la habitación, sobre todo durante los períodos escolares.
La ciudad de Troyes, la ruta de las iglesias con entramado de madera, la abadía de Clairvaux y Châlons-en-Champagne son lugares de visita obligada para sumergirse en la historia y la arquitectura de la región.
Como la cultura también se transmite por la comida, muchos productos locales constituirán tus platos y tu equipaje: el champán, por supuesto, la salchicha andouillette de Troyes, la trufa de Alto Marne, la mostaza de Reims, las Biscuits Roses de Reims y los quesos Langres y Chaource.