Situada en el cruce de carretera de Mulhouse, Freiburg (Alemania) y Bâle (Suiza), la prefectura del Alto Rin, Colmar, repleta de historia y encanto, es un regalo para los visitantes.
Sus festivales, programados a lo largo de todo el año, gustan tanto a sus habitantes como a los turistas. Su famoso Museo de Unterlinden contribuye a su buena reputación con sus colecciones que reúnen arqueología y arte moderno. Los vestigios de su pasado, sus casas de colores con entramados, los edificios religiosos, el barrio de las flores, llamado "la Pequeña Venecia", rodeado de canales, y la calidad de sus viñedos la convierten en una destinación principal de Alsacia.
Los mercados navideños de Colmar están entre los más famosos de la región. Son seis mercados y podrá encontrar productos locales de gran calidad y una artesanía refinada, todo con espíritu navideño.
Entre los imprescindibles, perderse por las calles y canales de la Pequeña Venecia
. Vaya en bici, andando o en barca ya que merece la pena que se tome su tiempo para visitar este barrio. Es un paseo muy romántico, lleno de encanto, así que sería una pena perdérselo.
La calle de las tiendas reúne las casas burgueses más bonitas de la ciudad. Las dos más importantes son la Casa Pfister , la Casa Hansi y la Maison des Têtes. La primera se construyó en el siglo 16 y mezcla piedra y madera, y la segunda conmemora la intervención del Duque de Austria contra una rebelión de familias nobles en 1538. Y, por último, la tercera, construida en 1609, destaca por su fachada decorada con 111 cabezas.
Colmar tiene también unos edificios religiosos muy bonitos como la Iglesia de los Dominicanos o el Monasterio Unterlinden, que se ha convertido hoy en un museo. Se pueden admirar objetos de arte alsacianos de la Edad Media.
Para terminar, la Pequeña Venecia es ineludible. El barrio, por el que pasa el río Lauch es muy agradable y permite disfrutar del ambiente típico Alsaciano.
Si quiere ir a Colmar durante las fiestas de Navidad, no se olvide traer ropa de abrigo. Los vinos calientes que proponen en el mercado ayudan a luchar contra el frío pero no durante muchas horas... Llévese prismáticos, si tiene suerte podrá ver una cigüeña en un nido o salir a volar a lo lejos. Para los que puedan, les recomendamos que lleven en el coche bicicletas ya que son mucho más prácticas para recorrerse todos los alrededores de la ciudad que tanta belleza esconden.
Sería una pena no visitar los mercados navideños pero a los frioleros les costará acostumbrarse al invierno glacial que conoce Alsacia. Es mejor ir en primavera para poder pasearse cuando haya un poco de sol. Es una estación perfecta para evitar el gentío que se acumula en la Pequeña Venecia
cuando llega el verano. No se acostumbre al coche, ya que la ciudad es peatonal y hay que ir andando. Para los fiesteros están los bares de Colmar pero cierran bastante pronto así que no podrán irse a casa cuando sale el sol.
Imposible ir a Colmar sin probar un Kougelhopf. Este dulce de pasas y almendra con una forma muy particular es uno de los productos más típicos de la región. Es bastante grande así que podrá ser el postre o la merienda durante varios días. Los que prefieran comer salado podrán probar el Baeckeoffe, un plato muy copioso a base de varias carnes (cordero, ternera, cerdo), patatas, zanahorias y otras verduras, todo acompañado por una salsa con especias y vino blanco. Una cena que pega mucho para una noche de invierno. Si tienes la suerte de visitar esta mágica ciudad en Navidad, no olvides probar los turrones o "nougat" artesanos y la Tarta Flambé, dulce y delicosa especialidad alsaciana. Sería una pena no probar el vino típico llamado Gewurztraminer. Suele ser dulce con aromas de rosa o lichi y pega perfectamente con los quesos regionales como el munster. El Riesling de Alsacia es uno de los vinos típicos de la región. Por eso que se lleva tan bien con las especialidades locales.
Lo mejor, cuando se vuelve de Alsacia, y de Colmar es volver a casa con una maleta llena de productos locales. Si llevarse un poco de chucrut puede ser un poco difícil, podrá llevarse una botella de vino o un Kougelhopf empaquetado. Y para los niños, un detalle que suele gustar mucho es el peluche de Emma, la popular cigüeña que sobrevuela los tejados en Colmar. Podrás encontrarla en diverosos tamaños y precios y es un recuerdo barato y divertido.