El Parque Nacional de Cevennes abrió sus puertas en 1970, aunque en realidad su planificación ya existía desde 1913.
Se trata del único Parque Nacional habitado, así como del único implantado en media montaña. Unas 600 personas, esencialmente ganaderos y agricultores, habitan la zona central de conservación y otras 41 000, su zona periférica, un número de población permanente bastante significativo.
Esta particularidad implica una concepción diferente de las misiones que se llevan a cabo y del papel del parque. En efecto, su misión principal y específica no se centra únicamente en el desarrollo del patrimonio natural, si no que tiene en cuenta la interacción del hombre con el medio que le rodea.
El parque tiene como objetivo encontrar las condiciones de un eco-desarrollo que resulte beneficioso tanto para el patrimonio natural como para el cultural.
El Parque Natural de Cevennes, gracias a su ubicación en la que interactúan tres climas distintos, el oceánico, el mediterráneo y el continental, presenta una flora excepcionalmente rica. Contiene 2 250 especies favorecidas por la diversidad del clima, la composición química del suelo y su altitud, entre las que se encuentran 33 que pertenecen a una lista de 400 especies protegidas de la flora francesa (martagón, adonis de primavera, orquídeas, etc.) y 48 endémicas.
Con un bosque que se extiende por 15 000 km² y ocupa el 63 % de su zona central, el parque puede vanagloriarse de ser el único gran Parque Nacional forestal de la metrópolis.
Su vegetación se divide en tres zonas: hasta 500 metros de altitud, robles verdes y robles de hoja caduca; entre 500 y 900 metros, castaños; y entre 900 y 1500 metros, hayas. El bosque de Cevennes cubre más de 40 000 hectáreas y se compone de más de 120 variedades de castaños.
Con una variedad vegetal así, no es de sorprender que esta zona sea una de las regiones de Europa que ha experimentado uno de los mayores enriquecimientos biológicos desde hace treinta años.
Incluso si las grandes especies en un primer momento disminuyeron a causa del crecimiento de la densidad de la población, cosa que por otro lado benefició el papel de refugio del parque para con los animales más pequeños, la disminución de zonas cultivables ha permitido con el tiempo recrear medios favorables para los más grandes.
El enriquecimiento biológico de este espacio va así mismo muy unido a la reintroducción de algunas especies como el buitre negro y el leonado, el castor, el ciervo, el corzo, el muflón, el urogallo o el cangrejo de río.
La protección que se ha llevado a cabo en los biotopos ha permitido una recolonización natural de algunas especies prestigiosas, como el águila real, la nutria, el pito negro, la lechuza de Tengmalm, el buitre egipcio o la rana europea.
Centro de información del parque:
Casa del Parque, Castillo de Florac.
6, bis place du Palais - 48400 Florac.
Tel.: +33 (0)4-66-49-53-01.
Apertura:
De lunes a viernes de 9:30 a 12:30 h y de 13:30 a 18:00 h.
Del fin de semana de Semana Santa hasta finales de septiembre.
En julio y agosto, todos los días de 9:00 a 18:30 h.