Tal como ocurre con las bétises de Cambrai, los calissons de almendra de Aix, el andouille (embutido de cerdo) de Vires o la rillette de Le Mans, el turrón es indisociable de la ciudad de Montélimar.
Pero no es un dulce original de esta región.
El turrón apareció en Oriente, en la antigüedad. Por ese motivo se elabora a partir de almendras, miel y especias.
En Damasco o en Siria se prepara siguiendo una receta muy particular, a base de azúcar, pistacho, agua de flor de naranjo y un toque de vainilla.
Pero hasta el siglo XVII no apareció el turrón en Francia. Se importó hacia Provenza. Entonces, Marsella se hizo rápidamente con el monopolio de la fabricación de lo que se llamaba "nux gatum", elaborado con nueces.
Al mismo tiempo, cerca de Montélimar, un hombre tuvo la idea de plantar almendros y de usar el fruto de éste para fabricar turrón.
La iniciativa de ese hombre, Olivier de Serres, fue bienvenida por el entusiasmo de la población al darse cuenta de los beneficios del cultivo de almendras, de modo que el turrón de Montélimar pasó a dejar de lado por completo el de Marsella.
La receta y los secretos de elaboración del "auténtico" turrón de Montélimar, tal como se conoce hoy, se desarrollaron durante el siglo XVIII y se caracterizan por añadir la clara del huevo (que se mezcla con miel y azúcar, para airear un poco la pasta).
Pero hoy en día no produce "Turrón de Montélimar" quien quiere, sino que hay una lista de requisitos que cumplir.
La etiqueta "Turrón de Montélimar" sólo se concede a aquellos productos con un mínimo del 30% de almendras (o 28% de almendras y un 2% de pistachos) y un 25% de miel. Su fabricación puede ser artesanal o industrial.
Y, como diría el periodista Jean-Pierre Pernaut, "las regiones francesas tienen mucho talento". En total, hay trece empresas que siguen la elaboración tradicional del turrón: Doulce France, Ruches Montiliennes, Suprem'Nougat, 3 Abeilles, Rucher de Provence, Arnaud Soubeyran, Diane de Poytiers, Chaudron d'Or, Gavial y Le Val Roubion.