Antaño, la Camarga estaba cubierta de bosques, de los cuales sólo quedan algunos bocajes, como lo atestiguan los nombres de ciertos lugares: Bosque Verdun, Sylvereal. Incluso si persisten algunos álamos blancos, tamariscos, enebros y robles, el hombre y sus necesidades han sido las principales razones de su desaparición y hoy en día solo representan una vegetación típica del lugar. Actualmente, el paisaje se compone de vastas extensiones pantanosas, las sansouires. Se trata de tierras impregnadas de agua y sal en las que se desarrollan los salicoros de colores marrones. También encontramos lugares en los que el suelo se engalana durante el verano y el otoño del bonito azul de las saladelles. Las tierras más fértiles acogen alfombras de colores formados por los iris, las retamas, las miosotas y los asfódelos. A orillas de los pantanos y los canales, reina el sagno (cañas que los vaqueros utilizan para cubrir sus cabañas). Este espacio natural constituye un lugar ideal para las 350 especies de aves que vienen a anidar y a reproducirse. El delta del Ródano representa uno de los centros migratorios más grandes de Europa. El flamenco rosa, por supuesto, es uno de los emblemas de la Camarga, el más buscado. Lo encontramos sin muchas dificultades ya que vive en grupos de miles de individuos. En abril, más de 20 000 crías nacen bajo el sol de la Camarga y, a finales de verano, solo una parte de la población migra a la otra costa del Mediterráneo, mientras que la otra parte se queda en la Camarga con los riesgos del crudo invierno. Además de flamencos rosas, podemos observar otras muchas especies. Protegidas desde 1976, las aves rapaces están representadas por el dardabasí de las cañas, el milano negro, el gavilán, el cernícalo, el águila, así como lechuzas y búhos que están amenazados por el hombre. Observamos una fuerte presencia de pájaros. La Camarga alberga especies locales que se reproducen en el delta, como los paros, las lavanderas o los ruiseñores. Las otras especies vienen de África tropical; es el caso del abejaruco, el colirrojo y el petirrojo. Evidentemente, el medio acuático es un espacio de ensueño para los palmípedos (pato salvaje, cerceta, silbón, pato cuchara), pero también para algunas aves marinas que vienen aquí a anidar y reproducirse.