"No tendréis Alsacia ni Lorena.
Y, a vuestro pesar, seguiremos siendo franceses.", dice la canción.
La posesión de Lorena ha sido el origen de numerosos conflictos a lo largo de la historia. Hay que destacar que esta región francesa se beneficia de una situación particular puesto que es la única que comparte sus fronteras con tres países (Alemania, Luxemburgo y Bélgica).
Esta ubicación particular ha colocado a Lorena en el corazón de las dos guerras mundiales y ha hecho que conserve muchos estigmas de aquellas malas épocas de la historia. La Línea Maginot y la Ciudadela de Verdún son evidentemente los testimonios edificados más elocuentes de estos dos conflictos. Verdún, el Camino de las Damas o la Vía Sagrada son nombres que resuenan en los oídos de los escolares, pero de manera cada vez más lejana. Para no olvidar estas terribles épocas y para no cometer los mismos errores, son muchos los museos o los memoriales (el más famoso es el osario de Douaumont) que se han construido en la región.
Sin embargo, no hay que convertir a Lorena en un destino únicamente reservado al turismo histórico. Su posición tan particular la ha convertido en un lugar de intercambio privilegiado en el curso de la historia. Las influencias germánica y francesa han marcado su arquitectura, sus artes y su cultura. Lorena fue la cuna del renacimiento carolingio (con Chrodegang), del arte del vidrio (museo del vidrio y del cristal, arte de las vidrieras) y del Modernismo, entre otros.
Sus 840 000 hectáreas de bosques la convierten en una de las regiones más arboladas de Francia y atestiguan que Lorena también es una región con un encanto natural innegable. Los bosques, los estanques y la montaña de los Vosgos harán las delicias de los amantes del senderismo, de los esquiadores y de los observadores de la fauna y la flora. Y por supuesto, como en todas partes en Francia, la gastronomía también ocupa un lugar preferente en el universo de Lorena. En primer lugar hay que citar, por supuesto, la famosa quiche lorraine, pero también los platos tradicionales como los macarons (especialidades de Nancy), el paté de Lorena, el potaje de Lorena, las peladillas de Verdún o la miel de abeto de los Vosgos.
Lorena, tierra de batalla y de historia, es un destino excepcional si te apasiona el turismo cultural. Desde la Edad Media hasta la Primera Guerra Mundial, esta región ofrece una visión única sobre una gran parte de la historia de Francia.
Su clima oceánico hace que la región sea objeto de numerosas precipitaciones de octubre a diciembre, por lo que el invierno es una estación nada recomendable para los turistas. La mejor época para ir a Lorena es en primavera, que es la estación más seca, o en verano, ya que no es un lugar turístico de renombre como la costa Azul o el litoral atlántico. Esto garantiza que ambas estaciones no son sinónimos de sobreocupación.
Además, su situación a 1:20 h en tren desde París la convierte en un destino de fin de semana perfecto para los turistas de Île-de-France. Desde Burdeos (Burdeos-Metz en 5:20 h con conexión en París), desde Lyon (Lyon-Metz en 3:20 h con conexión en París) o desde Marsella con un trayecto considerablemente más largo (Marsella-Metz en 8:30 h), Lorena parece menos atractiva para este tipo de estancia corta.
Al poner toda la suerte de su lado en lo que concierne al tiempo, Lorena desvela sus tesoros paisajísticos y patrimoniales.
Los aficionados a la historia arquitectónica medieval serán los primeros de la lista con la Basílica de Saint-Nicolas-de-Port, un edificio gótico de los más impresionantes de la región, la ciudad de Metz y su catedral gótica, el castillo de Malbrouck o la ciudad medieval de Rodemarck que se cataloga entre las «Localidades más hermosas de Francia».
Cada vez más de moda, el turismo histórico está evidentemente bien representado en Lorena, que fue uno de los principales escenarios de la Primera Guerra Mundial. Con lugares conocidos mundialmente, la ciudad de Verdún y sus alrededores o la Línea Maginot, Lorena es un territorio histórico que ha desarrollado unas infraestructuras y una museografía alrededor de estos lugares que permiten que todos podamos comprender mejor esta época terrible para Francia.
Con unos paisajes urbanos o naturales que despliegan todo su encanto, como demuestran la plaza Stanislas de Nancy, los lagos de Gérardmer y el parque de Ballons des Voges, sus impresionantes construcciones humanas, el ascensor para embarcaciones que permite franquear el paso del canal de Marne en el Rin en Saint-Louis-Arzviller, la localidad turística de Vittel o la ciudad de Baccarat famosa por su cristal, Lorena también es un destino para descubrir a pie o en bicicleta.