Rennes

Esta ciudad bretona, nacida en el siglo I a.C., está situada en la confluencia de los ríos Ille y Vilaine. La vida estudiantil de Rennes la convierte en una ciudad muy dinámica y muy agradable para visitar.
Tiene un toque medieval con las casas con entramado, las puertas Mordelaises y el puente levadizo que rodean las antiguas fortificaciones, así como la Torre Duchesne y su muralla del siglo XV. En 1720 un incendio destruyó las tres cuartas partes de Rennes, lo que supuso una reorganización de la ciudad. El proyecto de reconstrucción se confió al ingeniero Isaac Robelin. Desde entonces, alrededor de las plazas del ayuntamiento y del parlamento, se ha impuesto una nota de modernidad.
En cuanto al aspecto cultural, los Campos libres acoge el Museo de Bretaña, el Espacio de las Ciencias y el planetario.
Rennes está valorizada por sus paseos y jardines, del parque del Tabor a Oberthür, pasando por el de Tanneurs y el de Beauregard, que ofrecen descanso y sencillez.

Podrás pasear por el casco antiguo de Rennes, visitar el parlamento de Bretaña o descubrir Rennes en barco.

Los entramados de la calle Saint-Michel, el mercado de Lices, el Palacio Saint-Georges... No faltan atracciones.

También puedes comprar un City Pass que permite acceder a los principales monumentos y beneficiarse de tarifas preferentes en algunos espectáculos. Tiene una validez de 48 horas.

Lo más sencillo es que utilices el transporte público, así podrás apreciar mejor el encanto de la ciudad.

Como ciudad bretona que es, Rennes no se escapa de la galette de trigo sarraceno y la crepe de trigo. También puedes degustar la galette de salchichas y el parlementin de Rennes, especialidades locales.

Recuerdos y exquisiteces con los colores de Bretaña.