Esta estación de alto copete de los Alpes del Sur, conocida con el nombre de «Serre Che», es en realidad un valle de más de 13 kilómetros que se extiende del puerto del Lautaret a Briançon. El valle de Serre Chevalier es bastante atípico, está formado por 3 pueblos (Monêtier les Bains, la Salle les Alpes/Villeneuve y Saint-Chaffrey/Chantemerle), 13 aldeas y una ciudad declarada Patrimonio Mundial de la Unesco: Briançon.
Pero Serre Chevalier, más que una sucesión de pueblos, es un dominio esquiable de más de 250 kilómetros y muy variado, que ofrece la posibilidad de esquiar en medio de los alerces, en grandes bulevares o en pequeños senderos. Los amantes del esquí de fondo también encontrarán un amplio terreno de juego. La tasa de nieve es elevada en esta estación porque las pistas están a la sombra. Está claro que no se puede tener todo en esta vida. Los alojamientos, en cambio, se han construido en su mayoría al sol, es decir, al otro lado del valle. Lo que explica que sea frecuente tener que cruzar una carretera para llegar a los teleféricos mecánicos.
El terreno de juegos de Luc Alphand lo tiene todo para satisfacer a las familias: unos espacios para principiantes de fácil acceso, la mítica pista del campeón para los más prudentes y, para los fanáticos de la adrenalina, el Snowpark, el Boardercross, el Funnycross y la Melezone, sin olvidarnos la Gromming School para aprender a conducir una apisonadora, una actividad original que promete muchas sensaciones.
La gastronomía ocupa un lugar preferente en la estación, como demuestran los numerosos chefs que se han instalado en la zona. Así pues, los restaurantes que proponen una cocina refinada, incluso gourmet, son el pan de cada día.
Desde 2010, la estación ha realizado diferentes acciones culturales originales, como la nieve de cultura. Los recorridos culturales para los esquiadores tienen el objetivo de hacer que los curiosos descubran la historia de los valles a través de los juegos de pistas lúdicas, citas poéticas en los telesillas, anécdotas instructivas que se escuchan en los telecabinas, así como una pista llamada «por qué» para los niños. Otra iniciativa reciente es la de los cols'porteurs, un equipo que lleva a los esquiadores a descubrir los entresijos de las pistas de esquí. Los niños y los mayores aprenderán cómo funcionan los telesillas, cómo se fabrica la nieve, etc.
Una estación que se preocupa por superarse y aprender, que evoluciona al mismo tiempo que intenta fidelizar a una clientela, que sin embargo ya tiene.
Los dos únicos defectos de este valle son la circulación entre los pueblos, que merecería revisarse ya que pasa un autobús cada 20 minutos, y la falta de actividades por la noche.
El invierno, pasa dos horas en familia con un col'porteur que, gratuitamente, te ofrecerá una visita guiada por los entresijos de las pistas de esquí (funcionamiento de los teleféricos mecánicos, historia del valle, fabricación de la nieve, etc.)
Conducir una apisonadora en la Gromming School, resultará algo caro aunque es muy divertido, y tienes que probarlo si te gusta conducir vehículos grandes.
Pasar unas horas en Bains de Monêtier donde está garantizada la relajación con los chorros, las piscinas interiores y exteriores, los hammams, las saunas, los recorridos sonoros y los baños de hidromasaje.
¡Esquía, esquía, esquía!
Tanto en verano como en invierno, una visita a Briançon te permitirá descubrir la Ciudad Vauban y sus múltiples fortificaciones ocultas.
El Rocher blanc, en el valle de Guisane, es un lugar extraordinario, que reúne más de 300 millones de años de vida de la Tierra en 300 metros de desnivel.
Los magníficos relojes de sol que adornan las fachadas de muchos edificios demuestran la importancia del sol en la zona.
El museo de Arte Sagrado, situado en la capilla de San Pedro de Monêtier, que presenta una amplia colección de objetos religiosos (escultura, ornamentos, orfebrería).
Las múltiples aldeas y sus edificios antiguos, su iglesia y su ambiente del sur.
A venir en coche si quieres ir de un pueblo a otro sin esperar 20 minutos al frío. A reservar una plaza para tus hijos en el club o en la guardería. Solicita tu tarjeta Passe-partout en la oficina de Turismo, que por una parte ofrece descuentos en algunos comercios y que, por otra parte, se carga con puntos cuando efectúas un gasto en la estación. Estos puntos te darán derecho a regalos.
Al contrario que la mayoría de las estaciones de esquí, donde la comida es muy cara y hay que ir bien aprovisionado. En Serre-Chevalier, la proximidad de Briançon permite ir fácilmente a una gran superficie, lo que evita arruinarse con las pequeñas compras.
No escasean los buenos restaurantes en la estación y, aunque la región de los Altos Alpes no cuenta con muchas especialidades, los cocineros toman prestadas de las regiones vecinas varias recetas locales y consiguen elaborar minuciosamente unos platos excelentes que saben sorprender y satisfacer a los paladares más exigentes. El menú Blanco, preparado por algunos restauradores que la oficina de turismo relaciona en un librito, es un menú que se creó a raíz de la aparición de la Nieve de Cultura que dura todo el invierno.
Serre-Chevalier no es el destino ideal para comprar recuerdos o regalos. Te resultará difícil encontrar otra cosa que no sea peluches o tazas, fabricados en China pero con la inscripción Serre Chevalier.