Ática es el motor económico de Grecia. En su centro, Atenas, la capital, dominante y presa, al mismo tiempo, de la Acrópolis. Los paisajes de Ática han visto crecer la civilización griega, como telón de fondo de las escenas más prestigiosas de la Antigüedad. Unos paisajes, hoy día, enfermos de una desproporcionada urbanización. Atenas, la tentacular megalópolis, se encuentra entre las ciudades más contaminadas de Europa. La capital, encajonada en una depresión, es sofocante durante el verano y, a menudo, no deja a los turistas más que el recuerdo de una ciudad ruidosa y sucia. Sin embargo, está llena de tesoros.
Ática ocupa una superficie de 3.808 km² (cerca del 50% de esta extensión es montañosa) entre la península, las islas Sarónicas, a las que pertenece Paros, Citera y la parte del Peloponeso perteneciente a la isla de Poros.
¿Qué no te puedes perder de Ática? Atenas y sus alrededores (ver el apartado de las ciudades), Dafni, el cabo de Sunión y el templo de Anfiarao en Oropo.