Oceanía

Oceanía parece un verdadero paraíso terrestre. Lagos color turquesa, arena fina, sol y siesta debajo de una palmera... ¡los atractivos de este continente-archipiélago dan envidia! A todo esto se puede añadir la dulce sensación que tienen los europeos de ver un viaje a Oceanía como una estancia en el fin del mundo, ya que se sitúa en las antípodas del Viejo Continente.

En medio del océano Pacífico, Tahití y toda la Polinesia Francesa atraen a los turistas gracias a sus piraguas de colores y sus casas sobre pilotes que dominan el mar y las mantarrayas. El clima, particularmente clemente, explica el interés por este destino, al igual que los bailes de las embriagadoras vahinés de Tahití en Bora-Bora. Nueva Caledonia también tiene su atractivo, gracias a sus aguas cristalinas y a la cultura kanak, que puede ser descubierta en el centro cultural Tjibaou, ideado por el famoso arquitecto Renzo Piano. Las islas en las que no se habla francés como las islas Fidji, las Samoa o las Tonga, no sólo ofrecen la posibilidad de tomar el sol en playas de arena blanca, sino que también permiten acercarse al famoso haka de los maorís.

Pero para muchos, Oceanía es ante todo una isla inmensa: Australia. A veces hasta se utiliza esta apelación, aunque no sea correcta, para hablar del continente entero. Pero es cierto que si se viaja a Oceanía, no se puede evitar el país de los canguros, ya que éste dispone de recursos turísticos inagotables. Con sus grandes metrópolis, su Outback salvaje y su Gran barrera de coral ¡Australia tiene recursos para todos los gustos!

Con respecto a las ciudades, el turista no podrá dejar de visitar la bahía de Sídney, donde podrá admirar el puente ?Harbour Bridge? y la ?Opera House?, sin duda uno de los paisajes más conocidos del mundo. Este lugar forma parte de los lugares ineludibles durante un viaje al continente oceánico. Pero así Sídney sea la ciudad más poblada del país, no es la capital. La capital australiana es Canberra, ciudad en la que se puede visitar el Museo Nacional de Australia y se puede disfrutar de numerosos parques. Adelaida, Brisbane, Perth, son las ciudades australianas más jóvenes, ya que la mayoría se construyeron hacia mitades del siglo 19. Éstas se destacan por su dinamismo, sobre todo Melbourne, en la cual se organizan numerosos eventos deportivos importantes como el Gran Premio de Fórmula 1.

Si nos alejamos de los rascacielos y del litoral, el Outback de Australia revela una naturaleza habitada por animales poco comunes en nuestro país. Canguros, koalas, emúes comunes, casuarios comunes y diversos marsupiales acentúan el cambio de aires que ofrece un país tan lejano. Viajar a Oceanía también permite realizar varias actividades deportivas como el surf, el buceo para admirar los fondos marinos, la equitación en los ranchos, así que otro tipo de actividades en tierra firme. Una tierra batida de color rojo recubre gran parte del territorio Australiano. En este gigantesco desierto, los amantes de las caminatas no se olvidarán de subir hasta la cima del Uluru. Las cascadas del Far North o la isla de Tasmania son también una excelente alternativa gracias a la riqueza de sus ecosistemas.

Frente al país de los canguros, se encuentra el país de los kiwis, el cual también vale la pena visitar. Famoso por su equipo nacional de rugby, los All Blacks, Nueva Zelanda ofrece sobre todo a los visitantes unos paisajes fantásticos. La naturaleza que reina en este estado, en gran parte repartido entre dos islas, es digno de un decorado de cine, y en efecto, aquí es donde se rodó la trilogía del Señor de los Anillos. Se pueden encontrar todo tipo de paisajes en el archipiélago, desde lagos hasta géisers, pasando por montañas y fiordos. Finalmente, pese a su distancia, el continente oceánico lo tiene todo para garantizar a los curiosos un viaje inolvidable.

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