Las 390 habitaciones dan al mar gracias a sus amplios ventanales, al menos desde uno de los lados de la habitación. El alojamiento más pequeño tiene unos 41 m² de superficie. Las estándar, llamadas Superiores, se encuentran entre los pisos 3 y 7 y las Deluxe entre el 8 y el 12. Lo único que cambia entre estos dos tipos es el piso, ya que la decoración es idéntica. Las habitaciones Club están entre los pisos 14 y 19. Las seis categorías de suites están en la parte alta del hotel. Por motivos de seguridad, las ventanas solo se pueden abrir ligeramente. La relajante decoración en blanco y caqui es muy homogénea. Sobre la cama de 2x2 m mullida y blanca hay 6 cojines diferentes. Los espacios cuentan con moqueta marrón claro, tumbona caqui, sofá en una esquina a la que un espejo aporta amplitud, TV de plasma grande con numerosos canales internacionales y cine, armarios empotrados iluminados y escritorio de madera, además de iluminación. El equipamiento incluye aire acondicionado individual, caja de seguridad gratuita, lector de DVD, minibar, tetera, cafetera, teléfono directo, conexión a Internet (inalámbrica de pago), etc. Los cuartos de baño, muy agradables y espaciosos, cuentan con bañera, ducha independiente (con vidrio pulido), encimera de mármol, secador de pelo, albornoces, zapatillas, espejo iluminado para maquillarse, un bonito conjunto de productos de tocador de la marca Floris, etc. El wc está separado del cuarto de baño. Las lujosas suites se dividen en salón, cocina y dormitorio con una zona para sentarse cómodamente. Hay servicio de habitaciones las 24 horas y mayordomo.

Construido en 1980 y reformado casi en su totalidad en 2006, al Intercontinental Abu Dhabi le pesan los años por fuera, lo que se aprecia en su arquitectura robusta y sin interés. Es mejor olvidar rápido el gran edificio de 19 pisos y entrar para apreciar su diseño. Por suerte, no hay edificios enfrente, aunque las obras de los alrededores estropean las vistas. Alargada, la recepción tiene mucha claridad gracias al ónice de mármol omnipresente (el amarillo muy intenso es casi naranja). Al fondo, en el cómodo bar del vestíbulo, un pianista suele tocar todas las noches. Los ventanales dan a una alameda de tablas de madera y hormigón y al gran puerto deportivo del hotel, construido en forma de semicírculo. Los diferentes y excelentes restaurantes del hotel están distribuidos a lo largo de la alameda. Hay cuatro restaurantes con terrazas muy bien acondicionadas con sillas, cómodos sofás y numerosos cojines. La zona de la piscina se encuentra en el tercer piso. Ésta se mantiene a una temperatura constante de 28° C. También hay una piscina infantil. En el centro del espacio se encuentra el bar acuático. Puedes utilizar los diferentes aparatos del centro de fitness contemplando el cielo o el puerto deportivo. Impecable y con varias TV, el espacio es grande. También hay una sala de aerobic. A poca distancia se encuentra el spa (mixto y gris), un auténtico espacio húmedo dedicado al bienestar. En el piso 18, el hotel se enorgullece de tener el mayor salón club de la capital, de 550 m² y alargado. A derecha e izquierda podemos ver la ciudad a través de las grandes ventanas. Junto a las mesas negras hay sillas de cuero marrón. El suelo es de mármol. Hay dos salas para refrescarse si la habitación aún no está lista. También hay una biblioteca.

¡Una maravilla! El hotel cuenta con 5 restaurantes de buena reputación, la mayoría abiertos por la noche. Todos tienen su propio bar. El ambiente del restaurante italiano tradicional Boccaccio, de varios pisos, es muy acogedor y agradable. Los vinos, principalmente franceses e italianos, están bellamente distribuidos en estanterías. Hay música.
Realmente vale la pena dar un rodeo para descubrir el nuevo y flamante "Yacht Club". Es muy apreciado por la Jet set local, lo que es fácilmente comprensible dada su decoración y su cuidada carta de licores y cócteles. La fruta es una de las protagonistas, al igual que tu paladar, ya que el maestro coctelero creará cualquier cóctel en función de tus preferencias. Es toda una sorpresa. Ideal para los más aventureros. Los demás podrán elegir entre una amplia variedad de cócteles clásicos e internacionales, con o sin alcohol, u otras bebidas alcohólicas. Los amantes del vodka se sentirán en el paraíso gracias a los 54 tipos diferentes que sirven. También cuenta con una selección de 40 a 50 vinos que se sirven por copa. En cuanto al ambiente, aquí no se habla de DJ, sino de "Gurú del ánimo". El ventilador de la sala, construido en diferentes niveles, tiene una envergadura de 7,20 m. Los mástiles, las velas y la pantalla de plasma crean un ambiente ideal donde te sentirás como si te hallaras en un paraíso del Pacífico. Listo para saborear la cocina polinesia preparada por un chef francés y que cuenta con nada menos que dos estrellas Michelin.
Único en los Emiratos Árabes Unidos, el genial y novísimo Chamas utiliza un concepto brasileño (Rodizio). El éxito está garantizado, siempre está lleno. Se consumen 6 toneladas de carne al mes. En el gran horno del que surgen las llamas se cocinan los más de 15 tipos de carne que se sirven. Los platos se sirven a voluntad. El chef es brasileño. Se puede tomar una copa en el primer piso, decorado en cuero negro, mientras se disfruta de la música de un grupo latino antes de ir al primer piso a comer. No hay menú. Hay ensaladas al gusto, además de especialidades orientales. La cocción de las carnes y los diferentes cocineros trabajando son un auténtico espectáculo. La caipiriña se prepara ante los clientes, sentados cómodamente en sofás de color verde oscuro distribuidos en semicírculo.
El Fishmarket, situado en la playa, ofrece cocina tailandesa y todo tipo de pescados. El único restaurante que no tiene terraza es el Selections, el restaurante principal del hotel, ya que se encuentra al lado de la piscina del tercer piso. No obstante, es muy luminoso gracias a sus grandes ventanales. Tiene unas vistas excepcionales al puerto deportivo. Desayunar aquí es un placer. En medio de la sala, alargada y siempre tranquila, hay una gran selección de ensaladas. Es el restaurante más grande del hotel. La carta de vinos ofrece una gran selección de caldos y licores de todo el mundo. La posibilidad de comer las 24 horas.

Para llegar a la playa privada del hotel, que está muy cerca, hay que pasar por el puerto deportivo. Está rodeada de un gran césped que se usa para eventos o para jugar al fútbol. Aquí también se encuentra el restaurante especializado en mariscos y pescados, que se colocan sobre una cama de hielo. La playa mide 285 m de largo y es ancha. La arena blanca y fina se limpia con frecuencia. Ni la playa ni sus aguas transparentes se ven interrumpidas por piedras ni por un fuerte oleaje. La vigilancia está asegurada. Las tumbonas de plástico con colchonetas y sombrillas de paja están distribuidas en 4 filas distintas. Hay una quinta fila sobre el césped. En uno de los extremos de la playa hay una zona de juegos para niños. Frente a la playa se están construyendo las villas del Ritz Carlton en una isla natural.

Se pueden practicar deportes náuticos bajo demanda (consulta en recepción).