El Saint Nicolas Bay, un edificio con una arquitectura horizontal de dos plantas, se integra perfectamente en el entorno y posee unos exuberantes jardines rebosantes de color. Las plantas y los árboles están muy bien cuidados y le dan mucho encanto a este hotel construido en 1987 y renovado en 2008. Las avenidas de piedra local están cubiertas de multitud de buganvillas, hibiscos, cauchos, camelias, angélicas, rosas, granados, viñas, limoneros, albaricoqueros, etc. Las infraestructuras comunes están dispersas en medio de este encantador entorno con una extensión de más de 80 000 m². En la entrada hay dos edificios diferentes, en uno de ellos se da la bienvenida a los huéspedes y en el otro se les despide. La recepción es muy amplia y de diseño, sobria y elegante a la vez, con un espíritu tradicional que queda patente gracias a los objetos y los materiales escogidos. A partir de aquí se suceden varias salas que iremos descubriendo poco a poco. Este acogedor laberinto parece una bonita vivienda cretense. Todos los universos son diferentes, con una mezcla de modernidad y antigüedad: encantador bar con un camarero muy amable, salón muy cómodo con chimenea y sala de televisión de diseño con un ambiente azulado y dulce, etc. En el exterior, bajo los olivos, se ha acondicionado una gran terraza con grandes sofás ideales para relajarse. Más abajo hay una pequeña piscina frente al restaurante gourmet. En medio de la propiedad encontramos la piscina principal con desbordamiento, de 250 m², con una parte para los bebés, otra para los niños y una última para los adultos. Desde lo alto se puede llegar a confundir el agua de la piscina con la del mar. Dos salas separadas albergan un pequeño museo; en una de ellas se pueden admirar antiguos objetos utilizados por los cretenses (telares, alfombras tradicionales, cestas, instrumentos agrícolas, etc.) y en la otra se expone una parte de la magnífica colección privada del propietario que se renueva cada mes. Otro bungalow alberga un pequeño cine que proyecta películas dos veces al día.
El espacio spa, con una gran piscina interior, está muy cuidado, como el resto del hotel, y alberga un gimnasio con suelo de parqué claro equipado con 11 máquinas de la marca Cybex en el que se imparten cursos de pilates, yoga, aerobic y gimnasia terapéutica, todos ellos de pago. El spa contiene cuatro salas, todas diferentes, una de ellas en forma de cruz griega que contiene un jacuzzi con dos camas rodeadas de piedras locales y velas, todo ello muy acogedor. Otra de las salas está rodeada de ventanales, dispone de un acceso privado en ascensor y de una gran terraza que domina el mar. También puedes optar por un masaje en el exterior, en las rocas, y disfrutar de las vistas al horizonte. Además dispondrás de camas, jacuzzi, tumbonas de agua... ideal para una luna de miel.
En medio del dominio hay un club infantil que abre de 10:00 a 19:00 h, alargado y rodeado de barreras, dotado de un interior muy mono con televisión, juegos, mesas y sillas y muchos peluches, aunque le faltaría un poco de césped y juegos exteriores.
En la entrada del hotel se encuentra la iglesia bizantina más antigua de Creta que data del siglo IX, la iglesia de San Nicolás, santo protector de los pescadores y los marineros.