Las 12 habitaciones de la Mozaira son únicas, espaciosas (unos 30 m²), están bien decoradas y son muy cómodas. Todas llevan el nombre de una mujer de la familia, Dominica, Gregoria, etc. Sobre el suelo de tomette rojo (terracota) se han colocado algunas alfombras, del techo de madera cuelga una lámpara de araña, el escritorio también de madera viene decorado con una planta, en la mesita de madera reposan unas flores, los cubrecamas de encaje son hechos a mano, igual que los cojines, pintados a mano. La cama es de tamaño king size con baldaquino y también disponen de televisión con una gran pantalla plana en la pared con canales internacionales y entrada USB para ver películas. En cuanto al ruido, no hay problema. Además de estar ubicado en medio del campo, las habitaciones cuentan con unas paredes de 40 cm que las insonorizan perfectamente. No tienen balcón ni terraza, pero sí unas hermosas vistas del campo que rodea el establecimiento. La caja fuerte está en la recepción y el minibar de servicio libre se encuentra en la cocina para evitar el ruido de la nevera en las habitaciones. Se ofrece un servicio de habitaciones durante el día. Si tienes ordenador portátil, puedes navegar gratis por Internet gracias a la conexión inalámbrica. El aire acondicionado es regulable, ideal para los días más calurosos. El cuarto de baño de mármol contiene una gran bañera antigua, una gran ducha tropical separada, wc, un bidé, productos de tocador Etro (marca de cosméticos italiana), sales de baño, flores de naranjo, una planta, zapatillas y un secador de pelo.

La Mozaira, abierto desde 2010, acoge a sus huéspedes en un entorno de lo más romántico: una granja del siglo XVII con su jardín de flores, su piscina de 20 metros de largo y 1,50 metros de profundidad, su pozo y su acogedora biblioteca equipada con chimenea. Es una maravilla pasear entre los naranjos, limoneros y otros árboles fruteros de la propiedad. Alrededor de la piscina se han colocado varias tumbonas sobre el césped resguardadas del sol gracias a las sombrillas. Las toallas se prestan de manera gratuita y también hay duchas. La bonita mesa de cerámica con sus sillas de hierro forjado es ideal para sentarse a leer o a comer algo. El antiguo establo es ahora un bonito patio de flores, igual que el patio por donde entraban las carretas a través de una gran puerta de madera que sigue en pie. El lavadero de piedra también es de origen. El jardín de invierno es perfecto para descansar, tomar algo o incluso cenar a la luz de las velas. La cocina es la típica de las casas valencianas y está muy bien conservada con sus paredes de cerámica, su suelo de azulejos y una preciosa chimenea. Es el lugar ideal para tomarse un té o un chocolate caliente acompañado de la bollería casera. La nevera minibar se encuentra aquí en la cocina y es de libre servicio para todos los clientes, así se evita el ruido en las habitaciones.

Aquí no existen los bufés típicos de los hoteles, la comida es casera. Se puede comer en cualquier momento, en el patio del jardín de invierno, en la terraza del jardín, en la cocina o en el restaurante que se encuentra en las antiguas caballerizas de la que todavía se conservan los anillos para amarrar a los caballos y un cuadro de San Jorge en la pared. La decoración se compone de columnas, ladrillos rojos y arcos. La sala tiene capacidad para 20 comensales y está muy bien decorada. Las paredes de piedra aparente son de origen, del siglo XVII. ¿Qué tipo de comida ofrece? Típicamente valenciana, por supuesto. Paella, pescado, carne, arroz y la fruta y la verdura del huerto. La bodega cuenta con 35 botellas de vino local. El desayuno se compone de zumo de naranja natural de los naranjos del jardín y mermelada y pasteles caseros.

Delante de la finca hay espacio para aparcar el coche de manera gratuita. La Mozaira, un verdadero remanso de silencio, se parece mucho a una casa rural. Este hotel rústico recomendado por Condé Nast se presenta como una casa de campo típica valenciana. El propietario actual es un descendiente directo de la familia que poseía esta granja en el siglo XVII. Se proponen paseos en carreta por los alrededores y se alquilan bicicletas. El hotel pone a disposición de los clientes un ordenador para conectarte gratuitamente a Internet y la conexión inalámbrica es gratuita en todo el establecimiento, incluidas las habitaciones. En el sótano se encuentra la bodega, que además de su colección de botellas de vino alberga un home cinema, sala de televisión y discoteca con noches de karaoke. La Mozaira permanece abierta todo el año excepto el 24 de diciembre. El 40% de la clientela es española y el resto son franceses, italianos, americanos, canadienses, suizos y holandeses.