El hotel, un gran inmueble negro que hace esquina a pocos pasos de Leidsplein, tiene otra parte más reciente, mucho menos estética, que data de los años 80 aproximadamente. El hall de entrada es de diseño, en tonos rojos. Está iluminado por grandes lámparas y consta de un salón cuyo mobiliario imita las rayas de las cebras. El edificio principal, de 1850, y la escalera de mármol, también muy antigua, se combinan perfectamente con los tejidos de estilo contemporáneo y el equipamiento de alta tecnología. Una vez más, una perfecta alianza entre lo antiguo y lo moderno.