Con unas paredes encaladas, una cama de hierro forjado, unos marcos de color azul, las habitaciones del Bellevue ofrecen un ambiente acogedor de inspiración mediterránea. Aunque de pequeñas dimensiones, son agradables y funcionales, especialmente gracias a la presencia de unos pequeños vestidores construidos a cada lado de la cama. Los equipamientos incluyen el teléfono y la televisión, pero no hay climatización (sustituida por la brisa exterior habitual). Los cuartos de baño son pequeños, pero están limpios y bien acondicionados y disponen de secador de pelo. Todas las habitaciones tienen un pequeño balcón y gozan de unas vistas únicas al jardín, o al parque, a la piscina y al mar. Ten en cuenta que las habitaciones situadas en la planta del jardín cuentan con una terraza equipada.

Este hotel turístico, propiedad de una familia viticultora, fue objeto de una renovación general en 1999. Es un edificio pequeño con una arquitectura estándar, que ofrece un ambiente agradable, en el corazón de un parquecito repleto de vegetación que da a una piscina con desbordamiento y, en segundo plano, al magnífico golfo de Saint-Laurent. Sencillo, limpio y bien decorado, el establecimiento tiene una capacidad reducida y sólo dispone de 31 habitaciones y 2 suites. Sus equipamientos se limitan a un bar, una sala de juegos (cartas, ajedrez, etc.), dos canchas de tenis y un restaurante cerca de la piscina.

Situado junto a la piscina, el restaurante propone un menú a la carta y desayunos bufé. Podrás probar sobre todo especialidades corsas regadas con vinos de viñedos del propietario (no nos olvidemos de que Saint-Florent está cerca de una de las regiones de Córcega más famosas por su vino: Patrimonio). En verano se instala una terraza en el exterior. Si lo deseas, hay la posibilidad de comer durante todo el día.

Hay que recorrer un pequeño camino de acceso, público y de aproximadamente 150 metros, para llegar a la playa más cercana al hotel. La playa no está equipada y resulta un poco decepcionante porque es estrecha y está rodeada de un muro de tierra de 2m 50 resultante de un hundimiento del terreno. Además, está llena de guijarros. Para relajarse en una playa de arena, habrá que conformarse con una situada a dos kilómetros al este, en la carretera de Bastia.

El hotel abre de abril a octubre. Pone a disposición de su clientela un barco de motor equipado para realizar cruceros hasta las magníficas playas del desierto de Agriates (difícilmente accesibles por tierra). Este servicio depende del número de personas interesadas (el precio puede ser módico o incluso gratis para los clientes habituales). Es fundamental tener coche.