Inaugurada en julio 2010, el Weinmeister recibió el famoso sello de los hoteles design que reúne 190 hoteles prestigiosos o con encanto del planeta. Antes de la apertura al público, se organizó una gran fiesta ?de 8 de la tarde hasta las 2 de la mañana- durante la cual se les dio la posibilidad a ocho artistas berlineses de pintar y decorar las distintas plantas del hotel, una manera de perpetuar la tradición de la zona. Antes de 1989, el hotel se encontraba del otro lado del muro, al este. Muchos artistas, galerías y clubs escogieron este barrio para instalarse. Detrás del gran portón lleno de grafitis, la entrada del hotel resulta acogedora a pesar de su tamaño reducido. Aquí se escogieron materiales nobles y tonos calientes marrones y grises. Además de un ordenador Mac, varios Ipods se encuentran a disposición de los huéspedes. Solo tienes que solicitarlos. La recepción comparte el mostrador con el bar. A lo largo de la barra alternan los sillones de diseño de lana grises y marrones. Al fondo de la pieza unas mesitas de estilo suizo, de maderas diferentes, miran al patio. Si viajas a Berlin en primavera o verano (¡bajo la nieve del mes de diciembre se complica!), te recomendamos aprovechar del servicio de alquiler de bicicletas. Para relajarte el hotel propone un espacio especial con dos cabinas de tratamientos. Se proponen todo tipo de masajes, de relajación, con piedras calientes así como servicio de pedicura y solárium. En verano, merece la pena darse una vuelta por la terraza de la última planta con sus bonitas vistas al Fernsehturm, la curiosa torre de la televisión que trona en el centro de Berlin. Allí, podrás también, solicitándolo con antelación, disfrutar de una clase de Pilates proporcionada por un profesor.