


Este distinguido hotel mezcla la elegancia de lo antiguo con un diseño moderno y es ideal para las parejas adultas que busquen descanso, comodidad y la serenidad de un gran jardín.
- Bien situado
- Descanso
- Encanto
- Corazón
Este distinguido hotel mezcla la elegancia de lo antiguo con un diseño moderno y es ideal para las parejas adultas que busquen descanso, comodidad y la serenidad de un gran jardín.
El establecimiento se vislumbra desde la carretera nacional 115 que bordea la costa meridional siciliana, entre el mar y el antiguo castillo de Falconara. El Falconara Charming House & Resort está situado a 198 km del aeropuerto de Palermo y a 111 km del de Catania. No hay muchos lugares para visitar en los alrededores; las ciudades más cercanas, Licata y Gela, no contienen muchas zonas de interés turístico.
El jardín, dominado por el castillo de Falconara, se extiende a lo largo del establecimiento, entre los dos edificios que lo componen, hasta casi llegar a orillas del mar y se compone de una sucesión de avenidas rodeadas de palmeras y olivos seculares. El Falconara Charming House & Resort fue construido en 2007 siguiendo un estilo elegante y rebuscado sin ser clásico, tratando siempre de conservar ese lazo que lo une a su historia y a sus tierras. El mejor ejemplo es sin duda la sección llamada "La Fattoria" de la cual se desprende una atmósfera de frialdad medieval que se remonta a los castillos normandos combinada con un toque de calidez gracias al confort moderno de sus equipamientos. Las cerámicas de Caltagirone que dominan el vestíbulo de entrada, cada una de ellas expuestas sobre un zócalo en la pared, refuerzan esta sensación. El establecimiento se dirige a una clientela con cierto nivel adquisitivo, nada que ver con los viajeros que frecuentan los centros turísticos con animaciones y actividades deportivas omnipresentes. La piscina del hotel tiene un aspecto romántico, con un chorro de agua y tumbonas negras sobre una tarima a la sombra. El bar se encuentra justo al lado y parece un campamento al estilo renacentista. Para practicar deporte se puede ir a la cancha de tenis o al gimnasio que dispone de algunas máquinas. También hay un centro de bienestar para relajarse con un baño turco o un masaje.
El hotel cuenta con 65 habitaciones repartidas en dos edificios de estilos diferentes. El edificio principal se llama Club House y contiene la recepción, 36 habitaciones Classic y 3 suites júnior. Las habitaciones situadas en la planta baja dan directamente a un patio frente al jardín, y las de la primera planta disponen de un balcón con vistas al mar a lo lejos. El punto común de todo el establecimiento es el color negro, presente por todas partes, desde las sillas de mimbre del exterior al suelo de las habitaciones y su mobiliario. Los tonos oscuros se combinan con el amarillo pastel de las paredes y el color beige de los cubrecamas. Las formas angulosas de las lámparas y el aspecto geométrico de las mesitas de noche, del escritorio y de la cama conceden a la habitación un ambiente elegante y moderno, todas de una limpieza irreprochable. Podemos decir lo mismo del cuarto de baño. En el Club House se retoma el tema del castillo pero esta vez con más color: lámparas estilizadas en forma de vela que iluminan toda la pared de color claro, una mezcla de clasicismo y modernidad. En el segundo edificio, la "Fattoria", se retoma este mismo concepto pero de manera más acentuada gracias a los objetos y elementos de decoración que provienen de las salas del castillo. La categoría más baja de habitaciones de esta sección del establecimiento es la Superior, con 14 en la planta baja, un tercio de las cuales se abre al jardín. La tela de lino flotante de colores crema que cae encima de las camas con baldaquino crea un magnífico juego de luces parecido al de las casas de campo de los pueblos del Mediterráneo. Las habitaciones son elegantes y rústicas a la vez gracias a su embaldosado bruto o al romero y los bambús que bordean el patio exterior. Todas son diferentes. Las demás habitaciones Superiores tienen vistas al mar y al castillo, ¡todo un lujo! El hotel también cuenta con 8 suites júnior matrimoniales que se dividen en dos partes y en ellas se puede añadir una tercera cama supletoria o hasta una cuarta. El estilo y los colores pastel aportan una atmósfera única y muy agradable a las habitaciones, una sensación que queda reforzada gracias a la presencia de un gran balcón frente al mar en las habitaciones de la primera planta. Las que están situadas en la planta baja dan al jardín o a la playa y se benefician de un patio acondicionado con sillones y una mesa. Por último, lo mejor del hotel son las cuatro suites de lujo con nombres evocadores como Barón Chiaramonte Bordonaro, Príncipe Branciforte, Montereale y Pietrapagliata. Se trata de habitaciones muy grandes con techos altos decorados con vigas aparentes de madera oscura que disponen de una gran puerta de entrada. Se recomienda entrar a verlas.
El color negro también lo encontramos en la sala del comedor, en el suelo, las mesas y las sillas, que contrasta con el blanco de las paredes y de los manteles. El conjunto es muy luminoso gracias a los grandes ventanales que dan al jardín y en parte al patio. El chef del establecimiento prepara una gastronomía nouvelle cuisine. Olvídate de los platos rebosantes, en el Falconara lo que cuenta es la calidad y no la cantidad. Podrás pedir un menú degustación servido en la mesa con una serie de platos esencialmente basados en la tradición culinaria siciliana, aunque también disponen de platos más internacionales. En las vitrinas se exponen cerámicas chinas que antaño pertenecieron a la colección privada de la Baronesa y el vino que se propone es siciliano. La comida es buena, el ambiente es agradable; todo está pensado, hasta el más mínimo detalle, como la música, con predilección por Paolo Conte.
La playa del hotel es una pequeña bahía que forma una curva hasta el castillo que se alza con fuerza frente al mar. El espacio está dividido en dos niveles: el primero está en altura y contiene tumbonas negras y grandes sombrillas blancas y el segundo es una ligera banda de arena que desciende suavemente hacia el mar, cuyo fondo está cubierto de cantos rodados. El entorno es maravilloso, si bien la vegetación ligeramente dejada de la mano de Dios podría desanimar a los más exigentes. La inclinación en pendiente de este pequeño trozo de tierra no daba para más equipamientos. El espacio reservado a las tumbonas está muy bien cuidado, desde las papeleras de mimbre que reemplazan a las habituales de plástico, a las toallas de baño de color blanco a disposición de los clientes de manera gratuita; sin embargo, el acceso a la playa unos metros más abajo no es nada práctico.
El Castillo de Falconara es visible desde cualquier parte del hotel ya que se encuentra justo encima y está unido a éste geográficamente así como por la imagen semejante de ambos edificios; los propietarios del hotel construyeron el establecimiento siguiendo las pautas del castillo. Uno de los dos edificios que componen este establecimiento, de espaldas al mar, albergaba antiguamente las dependencias del castillo, reservadas al personal de servicio de los señores de Butera, sus antiguos habitantes. La decoración retoma el estilo palaciego y le añade un toque de modernidad muy bonito. Su encanto romántico y algo nostálgico atrae a las parejas de más de 30 años, una clientela internacional y bastante elegante.
sauna, baño turco, hammam, masaje, wellness, salón de belleza, puesta en forma
fitness, tenis, gimnasia, Voley playa, deportes
Bel posto,camera con vista sul mare,arredamento in stile castellano,cucina raffinata.
Lo charme.
Per uno sportivo come me,la noia a volte prevale sul relax!