La Quinta Jardim da Serra dispone de 57 habitaciones. Hay tres suites instaladas en la casa principal. Te sentirás un poco como en casa. Predominan las telas floridas, pero combinan perfectamente con las paredes blancas y el parqué de madera clara. El resto de habitaciones, repartidas en cuatro plantas, pertenecen a la parte moderna (48 estándar, 4 suites y 2 habitaciones para discapacitados). La mayor parte de las habitaciones tienen vistas al jardín y al valle. Las habitaciones estándar están ornamentadas con cuadros contemporáneos. Los tonos beige dan al lugar un toque elegante, en armonía con el mobiliario de madera oscura. Con respecto al equipamiento, hay de todo: aire acondicionado, televisión, caja fuerte, balcón, minibar lleno, línea directa con el extranjero y servicio de habitaciones hasta medianoche. En el cuarto de baño hay un secador de pelo y productos de tocador. Dependiendo de las habitaciones, el mármol es de color gris o beige.

La Quinta Jardim da Serra, que pertenece a una propiedad de 140 hectáreas, destaca a lo lejos por sus fachadas rosa eléctrico, el color típico de las antiguas residencias de Madeira. Esta casa centenaria, del siglo XVIII alberga, entre otras cosas, la recepción del hotel. Esta se parece más a un pequeño salón que al vestíbulo de un hotel. Desde la recepción se nota el encanto. Frente al mostrador de mármol y madera de la recepción hay colocados grandes sofás cómodos, cerca de una gran chimenea. El estilo es bastante británico. En las plantas superiores se encuentra el Henry's Bar, donde podrás tomar algo en sillones muy coloridos. La segunda parte del hotel es reciente y muchísimo más moderna. La piscina interior se encuentra en el sótano, pero goza de unas magníficas vistas de las colinas gracias a los ventanales que la rodean. Hay tumbonas instaladas alrededor de la piscina y en la terraza exterior. Cerca encontrarás el Miamo, un bar en el que podrás disfrutar de una bebida fresca durante el baño.

El restaurante principal, el Greenvalley, se encuentra en la parte moderna del hotel. La decoración es contemporánea, pero sobre todo muy agradable. Hay pocas cosas, pero están en los lugares adecuados, lo cual resulta de buen gusto. La sala, instalada en una veranda, es muy luminosa y dispone de unas magníficas vistas a las colinas cercanas. La terraza exterior ofrece la posibilidad de comer al sol. El restaurante funciona en forma de bufé para el desayuno, mientras que el resto de comidas se sirven a la carta. Todas las semanas se organizan noches temáticas.

Dado que la Quinta se asienta en las colinas de Madeira, es difícil ir a pie hasta Funchal, a menos que seas mínimamente deportista. A tal efecto, el establecimiento ha puesto a disposición de los clientes un servicio de autobús privado. La localidad más cercana es Câmara de Lobos, conocida por su pequeño puerto pesquero. Para los amantes de los paseos, cerca hay también levadas.