El Ceiba del Mar, construido en 2001 y renovado en 2004, es perfecto para los clientes estresados que buscan tranquilidad y descanso ante todo. El vestíbulo de recepción marca la pauta: adornado con esculturas mejicanas, con una inmensa lámpara de araña en hierro de forja suspendida sobre la estancia, y con mobiliario de mimbre, flanqueado por plantas verdes. Precisamente, el propietario del establecimiento, mejicano, dirige de maravilla su negocio, y el hotel goza de una excelente reputación en la zona. La recepción se prolonga hasta el restaurante, tras el que hallamos una terraza amplia y hermosa, desde la que se domina un lago, en medio de los jardines de un verde opulento. Las habitaciones se reparten en ocho edificios de dos plantas, todos ellos cerca del mar, de las bellas piscinas y del restaurante italiano. Hay tres piscinas diferentes, una de ellas lo suficientemente grande como para nadar. A lo que hay que añadir, en el techo de cada edificio, una terraza con piscina, que puede reservarse para una velada con cena privada (suplemento de 20 US$). Encontraremos tumbonas de madera con cojines a la sombra de los quitasoles que los clientes pueden utilizar gratuitamente hasta la playa. En los jardines que siguen a la recepción hallamos un centro de spa, una biblioteca y el centro náutico, y tras ellos un restaurante mejicano a la izquierda del lago.