La recepción es el primer lugar que descubrirás apenas llegues a la Quinta Splendida. Se encuentra en un encantador pequeño edificio con techos altos, pintado de rosa, como el resto del establecimiento, el color característico de la isla de Madeira. Allí, frente al mostrador, hallarás dos sillones de mimbre. Una vez afuera, te llevarás una gran sorpresa: una vista magnifica panorámica sobre el océano Atlántico, visible desde casi todo el hotel. Luego la visita del jardín, del que se ocupan a diario unas 10 personas, se convierte en un momento hermoso. Se divide en 4 secciones: la entrada principal y la recepción, la antigua casa solariega, la huerta, reservada a las plantas aromáticas del chef y el espacio que bordea la piscina. Cada una posee especies distintas. Por ello, vale la pena recorrer las galerías y descubrir todas las plantas. Los novatos podrán leer los pequeños carteles que indican el nombre de cada planta.
La piscina rectangular, climatizada todo el año, se encuentra en el medio del jardín rodeada de tumbonas y sombrillas. El lugar es tranquilo, ideal para una siesta al sol o a la sombra...Debajo de la piscina se situá el spa, un logro. El itinerario entre el calor y el frío, entre la sauna, la fuente de hielo y el baño turco se respeta perfectamente. La piscina climatizada generalmente alcanza los 27 grados y entre las 10 salas individuales, hallarás una dedicada a las parejas. Aquí se propone una gama extensa de cuidados para la cara y el cuerpo así como masajes balines, tailandes o sueco...Los clientes de las suites gozan de las instalaciones del spa en forma gratuita, los demás huéspedes deben abonar la suma de 17,5 euros diarios.