El tamaño de las habitaciones es satisfactorio. El hotel no está muy cuidado, se encuentran por todas partes marcas de los antiguos inquilinos y la limpieza no es de las mejores que hemos visto. El único punto positivo es la vista desde el balcón. Las habitaciones que dan a la piscina son bastante ruidosas por las noches cuando hay actividades de animación.

El hotel, compuesto de 135 habitaciones, dispone de un vestíbulo de entrada con recepción, dos ascensores, restaurante, bar y sala de televisión. En el exterior se encuentra la piscina de agua dulce con una piscina pequeña independiente para los niños y el solárium. El hotel está formado por un edificio con un patio interior. La animación se limita al vóley playa y al waterpolo, a los dardos y al billar, y al club infantil con discoteca para los niños por la noche. No hay suficientes animadores para todos los clientes del hotel.

Hay un restaurante con una gran terraza. Se hacen parrilladas de carne y de pescado a mediodía y por la noche. Hay mucha cantidad, pero la calidad deja bastante que desear. La comida se puede comer, pero no pidas más. Las bebidas son de baja categoría.

El mar es un sueño absoluto. Es transparente como el cristal. Podrás avanzar varios metros y el agua seguirá dándote por las rodillas. Perfecto para los niños.

El hotel no es un club de vacaciones, por ese motivo no hay casi animación.