A medida que se avanza por las plantas se pueden ver los primeros corazoncitos, no solo símbolo de la Saboya sino del capricho de su propietaria. Están en las puertas de las habitaciones, en las colchas, en las cortinas, en los objetos decorativos... y, junto a la madera, son el hilo conductor entre las habitaciones.
Con 18 habitaciones distribuidas en 8 categorías es difícil definir una habitación estándar del Auberge. Además de los corazones, tienen en común la sensación de confort y unos buenos muebles de madera maciza de color claro. Después las hay con o sin balcón, con o sin vistas al Mont-Blanc, con mansarda o sin ella, con zona de lectura o no, con ducha o con bañera...