Inaugurado en 2002, este enorme hotel de cuatro estrellas tiene una estructura que recuerda a la planta de un avión, en cuya parte central se encuentra el lobby, las tiendas, un bar y varias salas de entretenimiento, y en sus alas se distribuyen por duplicado otras instalaciones comunes como los restaurantes y las piscinas, además de las habitaciones.
Sala de juegos e Internet, sala de lectura, gimnasio y una pista de vóley (también para el tiro con carabina) son algunos rincones a tener en cuenta durante la estancia. Lo mismo para las piscinas, que son cuatro: tres exteriores (de 1,35 m., 1,55 m. y una infantil) y una climatizada (cuya temperatura ronda los 27 grados en invierno e incluye chorros de agua y un par de jacuzzis). En general todo está bien cuidado. Dado que son numerosas las familias que se hospedan en el Valentín Sancti Petri, destacan las instalaciones pensadas para los pequeños, entre ellas: un miniclub (para bebés, niños y adolescentes), una minidisco, un parque infantil (para niños de 4 a 12 años), servicio de canguro (de pago), así como actividades de animación pensadas para ellos. Los niños encontrarán a Tino, la mascota de la cadena, ambientando las actividades. No hay que olvidar el spa donde se agrupa el baño turco, los jacuzzis, así como cabinas para tratamientos de belleza y masajes.