El Hasdrubal Prestige, inaugurado en mayo de 2008, se distingue por una arquitectura original, formada por columnas coronadas por capiteles de tejas barnizadas. Desde el exterior, el conjunto parece un bosque de troncos jóvenes de madera blanca, de un edificio que aún tiene los andamios, y que así se quedarán, desafiando las leyes de la gravedad, integrando el arte en su arquitectura. Una alfombra de terciopelo rojo conduce elegantemente hasta la recepción, donde el lujo es sobrio pero está muy presente. En el techo, una inmensa lámpara de araña, en forma de barco o de párpado, transmite una luz muy estudiada al caer la noche. El mostrador de recepción es de madera, el mobiliario de color claro y el suelo también policromo. Más abajo de la recepción, tras las fuentes que recuerdan la época romana de Túnez, hay jardines cubiertos de césped, cubierto de buganvillas en flor y repleto de palmeras que rodean la bellísima piscina de tres aguas, cuyas zonas de baño forman el rincón central de veraneo del hotel. A lo largo de las piscinas, hay varias terrazas con tumbonas de teca. En pequeños grupos, para conservar la sensación de alta categoría. Sin embargo, cabe recordar que el hotel dispone de 221 suites y puede alojar hasta 500 clientes. El talón de Aquiles de este magnífico hotel: cuando esta lleno, se transforma en un panal o un hormiguero. Es mejor visitarlo en temporada baja. El centro de talasoterapia está conectado a varios espacios del hotel (en especial a las habitaciones) por pasillos, además de por un túnel que pasa bajo los jardines. Asimismo, cuenta con una piscina cubierta que permite nadar durante todo el año.