Gonzalo González Beneytez
Jefe de sección
En esta bonita casa victoriana, los huéspedes disfrutan de un servicio personalizado. La verdad es que se sentirán como en casa. Este hotel acogedor se conoce gracias al boca a boca, que funciona a las mil maravillas.
Se encuentra en uno de los barrios residenciales más tranquilos, Balldsbridge. Cerca del mítico estadio (rebautizado Aviva) y de la estación de tren de cercanías. Justo en frente de la casa hay una parada de taxis. Tardarás 20 minutos a pie en llegar al centro, 15 minutos en bus y 5 minutos en tren. El aeropuerto internacional se sitúa a 30 minutos en taxi (15 km).
Algunas de las 20 habitaciones impolutas, homogéneas y acogedoras, tienen una cómoda cama de matrimonio. Cuatro tienen una cama con baldaquín. Las demás tienen camas gemelas o individual. Cada una está pintada de un color diferente, tienen diferente tamaño y decoración, excepto tres que son idénticas. Todo el mobiliario ha sido elegido con esmero. Todas tienen lámparas bajas, una pequeña televisión con pantalla de plasma (19 canales), teléfono y climatización individual (más calefacción). Ventana saliente, taburete, pesadas cortinas, una pequeña librería, molduras y sofás con respaldos altos pueden formar parte de tu habitación. Cada una de las habitaciones recibe el nombre de un lugar famoso en Irlanda. Los cuartos de baño tienen bañera, lavabo, secador de pelo, albornoces y productos de aseo "Gilchrist and Soames". El servicio de habitaciones funciona las 24 horas.
Subiendo una escalerita llamarás a la elegante puerta negra en forma de abanico de esta preciosa vivienda victoriana de tres plantas, situada en la esquina de la calle. Esta casa de ladrillo, como las otras casas de la calle, construida en 1798, se convirtió en hotel en 1997. La voz ronca y cálida de Cecilia, la directora, responde al interfono. Una vez dentro, descubrirás con placer el salón ocupado por dos largos y cómodos sofás, sobre una bonita alfombra. Aquí los huéspedes pueden leer, al son de la música clásica, uno de los libros tomados de la pequeña biblioteca. Tampoco faltan las botellas (algunas refrigeradas). Así los clientes pueden servirse a su gusto. Parqué, molduras en el techo y una bonita chimenea de mármol blanco completan el espacio de paredes rojas. Las ventanas altas están bien decoradas con pesadas cortinas. La pequeña recepción se encuentra en la planta baja, mientras que la puerta está en el primer piso. Escaleras blancas, moqueta roja y lámparas de latón visten los pasillos. También tiene servicio de conserje.
La sala, donde se toma el desayuno de 7:30 h a 10:00 h por la semana y hasta las 11:00 h el fin de semana, es una pequeña extensión agradable y colorida. El suelo es de parqué con baldosas de terracota en la zona del patio y los cortinajes son blancos. Apliques iluminan los pequeños cuadros colgados en las paredes rojas. Algunas plantas verdes rompen la monotonía en este universo impecable. Se sirve un desayuno irlandés tradicional. El pequeño buffet ofrece salmón, pan con plátano (especialidad de la casa), yogures, etc. Los platos se preparan después de pedir. La carta incluye huevos cocinados de diferentes maneras (principalmente a la benedictina). Durante el resto del día, el Butler's Townhouse propone siete platos muy ligeros (bocadillos o platos de quesos). También se sirve el té de la tarde.
Se llama a cada cliente por su nombre y se sabe lo que quiere. Aprecian sobre todo el tener a sólo unos minutos a pie la piscina y el gimnasio (acceso gratuito para los clientes del hotel). Te servirán un café o un té siempre que lo pidas.
La wifi y el ordenador son gratuitos. También tiene un pequeño aparcamiento gratuito delante de la casa.
El hotel se llama Butler porque se acondicionó en la antigua casa de la pareja epónima, asimismo propietaria del magnífico castillo de Kilkenny, a 1:45 h por carretera al sur de la capital.
masaje, salón de belleza, sauna, hammam, puesta en forma, EPA, baño turco
gimnasia, fitness
El Burlington, en la periferia de Dublín, está situado en un barrio residencial tranquilo. Es de los pocos hoteles de la capital que dispone de tanta capacidad, es decir, 500 cómodas habitaciones. Además, tiene una gran sala de conferencias, ideal para el turismo de negocios.
En Ballsbridge, uno de los barrios residenciales más tranquilos de la capital, el Ariel House es una cómoda pensión, instalada en una bonita vivienda victoriana.
"Como en casa", este podría ser el eslogan del Aberdeen Lodge, un pequeño remanso de paz eduardiano en el que clientes y propietarios conviven en toda tranquilidad. Una vivienda cómoda y coqueta, un ambiente apacible y una cocina según demanda son los ingredientes para una estancia sencilla y a la vez encantadora.
Apartado del centro urbano, el Merrion Hall es un tranquilo hotel de dimensiones razonables con una decoración cuidada. Es un establecimiento confortable y sencillo.
El Mount Herbert, situado en un barrio residencial de Dublín y dirigido por la misma familia desde hace más de 50 años, es ideal para los que buscan disfrutar de unas vacaciones tranquilas. La comodidad queda plasmada ante nuestros ojos y la decoración está cuidada hasta el más mínimo detalle.
El hotel Davenport, cercano al Trinity College y al parque de St. Stephen's Green y por lo tanto en el centro de la capital, se ubica en una antigua iglesia, construida en 1863. Su fachada es única. Los interiores renovados a finales de 2008 son impecables y cuidados. Una buena dirección que sabe mantener su sencillez.
Esta gran estructura a orillas del río Liffey se ve de lejos. El Jurys Inn Custom House, más bien moderno, está cerca del centro de Dublín y tiene la ventaja de ser muy espacioso, cosa rara en la capital irlandesa, además de limpio y práctico. Sus habitaciones renovadas lo convierten en un apeadero agradable.
Este hotel es ideal para las personas en viaje de negocios por su ubicación en el centro del barrio destinado a ello. Las infraestructuras son mayores que en muchos hoteles de la ciudad, sobre todo gracias a su piscina y a su magnífico gimnasio.
La verde campiña se extiende sobre muchos kilómetros. Carton House se encuentra ubicado entre dos magníficos campos de golf, muy frecuentados. Esta gran mansión palladiana, de estilo irlandés, combina a la perfección lo antiguo y lo moderno. El edificio original, antigua residencia de verano del Duque de Leinster, acoge en la actualidad 18 excelentes suites.
Entendemos fácilmente que el Merrion Hotel haya obtenido la distinción Leading hotel of the world. Ubicado en unas magníficas casas georgianas en perfecto estado, los huéspedes gozan de un marco lujoso, elegante y confortable en pleno centro de la capital. Incluye un spa con piscina y el único restaurante de toda Irlanda con 2 estrellas Michelin.
El hotel Four Seasons está en un barrio residencial al sur de Dublín y mantiene muy bien su reputación de grupo hotelero de lujo. Los alrededores del establecimiento no ofrecen ningún entretenimiento, pero el interior es todo lo contrario ya que tiene restaurante, tres bares, un spa y una piscina. A no ser que vaya a Dublín por negocios. Entonces le interesará saber que este hotel tiene seis salas de reuniones.
El Morrison es miembro de la cadena W3 by Hilton pero no se construyó en honor al famoso cantante de rock que lleva el mismo nombre. En cambio, el establecimiento sí que rinde homenaje a los artistas de origen irlandés. Después de 10 semanas de obras, el Morrison volvió a abrir sus puertas en febrero del 2013 y presenta un interior moderno. Una decoración que no se suele ver mucho en esta ciudad que suele elegir un estilo más clásico. Además de eso, el Morrison propone un restaurante delicioso y una galería de arte: un hotel perfecto en Dublín.
Un hotel de lujo contemporáneo, muy céntrico, de habitaciones funcionales con vistas a un coqueto jardín o al parque de Stephen's Green. Uno de sus restaurantes tiene una estrella Michelin.
Este "Small Luxury of the World" es un pequeño hotel repleto de encanto y muy bien ubicado en una zona bastante tranquila del centro de la ciudad. Sus habitaciones románticas y muy cómodas, el agradable trato, los deliciosos platos, su amable conserje y su distinguido bar de copas hacen de este hotel un establecimiento para compartir en pareja.
El Dylan es un hotel 5 estrellas pero no tiene nada que ver con el famoso cantante. No, solo se ha instalado en la calle que lleva el mismo nombre. El Dylan ha sido un hospital, un hotel, y ahora es el hotel Dylan, de 44 habitaciones. Desde 2007 acoge a sus clientes en un interior moderno bastante particular. Propone un bar, un restaurante y un salón, pero es una pena que no haya centro de bienestar.
El hotel Clarion abrió sus puertas en el 2001 y es un hotel moderno y agradable pero sin mucha personalidad. Será el hotel perfecto para los que busquen un verdadero centro de bienestar. Tiene salas de masaje, sauna, hammam y una inmensa y preciosa piscina. Y es difícil encontrar todo eso en la capital irlandesa. No es ni demasiado grande, ni demasiado pequeño y tiene una ubicación privilegiada ya que está en el centro de la ciudad, a orillas del río Liffey.