


El Castle, el hotel más antiguo de la capital, es mucho más espacioso de lo que parece desde el exterior. Tiene una arquitectura georgiana y algunos elementos del mismo estilo y se trata de un hotel sencillo y agradable.
- Bien situado
- Encanto
El Castle, el hotel más antiguo de la capital, es mucho más espacioso de lo que parece desde el exterior. Tiene una arquitectura georgiana y algunos elementos del mismo estilo y se trata de un hotel sencillo y agradable.
Frente al hotel Belvedere, al lado de la plaza Montjoy (la única oficialmente georgiana ya que todo lo demás es muy simétrico), cerca del museo dedicado a James Joyce y del Museo de los Escritores. Antes de la Guerra de la Independencia, este barrio era el más rico de la capital.
La calle del Castle desemboca en lo alto de O'Connell Street, los Campos Elíseos de Dublín. A pocos minutos a pie se encuentran el río de Dublín (el Liffey) y los barrios comerciales. El aeropuerto internacional se encuentra a 12 km.
Decoración marrón claro, paredes amarillo pálido, camas cómodas, sillas, sofás tapizados de skay: el conjunto es sencillo y está limpio. Las 130 habitaciones, más bien pequeñas, están divididas en 8 categorías distintas: individuales, dobles (mínimo 16 m², aquellas con cama tamaño king se llaman "Deluxe"), triples (3 camas simples), familiares (una o dos camas simples y una doble, con un mínimo de 21 m²), cuádruples, etc. Las habitaciones están equipadas con televisión (alrededor del 35 % de las habitaciones poseen pantalla de plasma), lo necesario para hacer té y café y un teléfono. En la recepción puedes solicitar tabla de planchar y plancha. Cuidado, las habitaciones que dan a las calles pueden ser ruidosas (si bien tienen cristal doble). Obviamente, las habitaciones del lado del patio no tienen vistas fantásticas (aparcamiento), pero son más tranquilas. Las habitaciones más grandes están en horizontal, las dobles miden un mínimo de 16 m². Los pequeños cuartos de baño son correctos pero sin cachet, todo blanco y equipados con bañera (la mitad de ellas, las otras tienen ducha), un gran calienta toallas, una espejito, un lavabo, secador de pelo y productos de tocador básicos. El servicio de habitaciones está disponible de 8:00 a 10:00 h y de 17:00 a 21:00 h.
El Castle, abierto en 1809 y renovado en 2009, es el hotel más antiguo de la capital ya que el Gresham cerró durante muchos años. Está formado por varias casas georgianas reunidas para dar más espacio a la estructura hotelera. La última extensión del hotel data de 2009, aunque esta vez es de nuestra época. El hotel se encuentra en ángulo, aunque no te das cuenta de ello. Solo se puede entrar por una puerta georgiana. Es difícil imaginarse que las otras 7 puertas de las casas de al lado, también georgianas, pertenecen a la estructura hotelera construida en U. La más antigua de las casas fue erigida en 1769. La gran recepción, antaño un salón, contiene moqueta, varios sofás, mesas pegadas a las paredes y algunas molduras geométricas en el techo. En la planta baja, los espacios comunes grandes y cómodos se encuentran uno tras otro: recepción, sala de reunión, salón, salita para cenar decorada con una bonita chimenea georgiana. En uno de los extremos del hotel está el bar, el espacio común más grande; la preciosa chimenea del lugar tiene más de 200 años (las habitaciones situadas encima tienen la ventaja de poseer también chimenea). Los fumadores podrán salir al patio interior, con algunas mesas y sillas, que se utiliza sobre todo como aparcamiento. Dos ascensores comunican las 3 o 4 plantas de los edificios con pasillos laberínticos.
De 7:30 a 11:00 h los visitantes pueden descender al sótano a una habitación horizontal y poco iluminada por la luz del día decorada con moqueta oscura, sillas y mesas de madera. El lugar es funcional. El desayuno cuesta 10 euros y es continental o irlandés (detallado en la carta). La cena se sirve de 17:00 a 21:00 h. La comida propuesta de 17:00 a 19:00 h es más ligera (6 platos principales para elegir, ideal para comer algo antes de ir al teatro) que la que se sirve hasta las 21:00 h. Platos irlandeses, hamburguesas, diversos tentempiés y una pequeña carta de vinos. Solamente los viernes y los sábados se ofrece la posibilidad de comer de 12:30 a 15:00 h.
Los dos ordenadores son de pago, pero el Wifi es gratuito.
salón de belleza
Bien situado para visitar la ciudad y dormir plácidamente, el Best Western Academy Plaza es un valor seguro. Su estilo es decididamente moderno, con las facilidades que eso implica. Es una lástima que apenas entre luz natural, por lo que los espacios son amarillentos.
El Gresham presenta con orgullo su fachada clásica en la célebre O'Connell Street. En comparación, el resto del hotel es más bien decepcionante. Su gloria pasada ofrece ahora un carácter anticuado.
Al lado de O'Connell Street, el Days Inn Talbot es un complejo hotelero sin encanto, pero muy bien cuidado y funcional. Desde ahí es muy fácil llegar a los lugares míticos de la ciudad. Es un hotel ideal para disfrutar de una estancia sencilla.
El hotel Saint George, antigua vivienda de la familia epónima, es una pensión correcta, sin más, con pequeñas habitaciones limpias y funcionales. Se integra en un bonito conjunto arquitectónico georgiano. Apreciamos las molduras del interior, los techos altos y las escaleras, características de este estilo. También cuenta con un restaurante mauricio.
En O'Connell Street, el Lynam podría ser un pequeño hotel con encanto. Sin embargo, descubres todo lo contrario en esta estructura mal mantenida y con un servicio deplorable. Su único punto a favor es su situación en los Campos Eliseos de Dublín.
Entre el famoso Half Penny Bridge y la mítica O'Connell Street, el Arlington O'Connell Bridge seduce gracias a su situación y a su popular espectáculo irlandés tradicional, que vienen a ver los turistas del mundo entero. ¡Eso es todo!
En la actualidad, al hotel favorito de Michael Collins le falta carácter. Limpio y funcional, este hotel sencillo recuerda a un laberinto con sus tres alas distintas.
Este hotel, situado al lado de la calle O'Connell Street, es funcional, limpio y nuevo. Las habitaciones, al igual que los diferentes espacios del hotel, son impecables.
La verde campiña se extiende sobre muchos kilómetros. Carton House se encuentra ubicado entre dos magníficos campos de golf, muy frecuentados. Esta gran mansión palladiana, de estilo irlandés, combina a la perfección lo antiguo y lo moderno. El edificio original, antigua residencia de verano del Duque de Leinster, acoge en la actualidad 18 excelentes suites.
Entendemos fácilmente que el Merrion Hotel haya obtenido la distinción Leading hotel of the world. Ubicado en unas magníficas casas georgianas en perfecto estado, los huéspedes gozan de un marco lujoso, elegante y confortable en pleno centro de la capital. Incluye un spa con piscina y el único restaurante de toda Irlanda con 2 estrellas Michelin.
El hotel Four Seasons está en un barrio residencial al sur de Dublín y mantiene muy bien su reputación de grupo hotelero de lujo. Los alrededores del establecimiento no ofrecen ningún entretenimiento, pero el interior es todo lo contrario ya que tiene restaurante, tres bares, un spa y una piscina. A no ser que vaya a Dublín por negocios. Entonces le interesará saber que este hotel tiene seis salas de reuniones.
El Morrison es miembro de la cadena W3 by Hilton pero no se construyó en honor al famoso cantante de rock que lleva el mismo nombre. En cambio, el establecimiento sí que rinde homenaje a los artistas de origen irlandés. Después de 10 semanas de obras, el Morrison volvió a abrir sus puertas en febrero del 2013 y presenta un interior moderno. Una decoración que no se suele ver mucho en esta ciudad que suele elegir un estilo más clásico. Además de eso, el Morrison propone un restaurante delicioso y una galería de arte: un hotel perfecto en Dublín.
Un hotel de lujo contemporáneo, muy céntrico, de habitaciones funcionales con vistas a un coqueto jardín o al parque de Stephen's Green. Uno de sus restaurantes tiene una estrella Michelin.
El Dylan es un hotel 5 estrellas pero no tiene nada que ver con el famoso cantante. No, solo se ha instalado en la calle que lleva el mismo nombre. El Dylan ha sido un hospital, un hotel, y ahora es el hotel Dylan, de 44 habitaciones. Desde 2007 acoge a sus clientes en un interior moderno bastante particular. Propone un bar, un restaurante y un salón, pero es una pena que no haya centro de bienestar.
Este "Small Luxury of the World" es un pequeño hotel repleto de encanto y muy bien ubicado en una zona bastante tranquila del centro de la ciudad. Sus habitaciones románticas y muy cómodas, el agradable trato, los deliciosos platos, su amable conserje y su distinguido bar de copas hacen de este hotel un establecimiento para compartir en pareja.
El hotel Clarion abrió sus puertas en el 2001 y es un hotel moderno y agradable pero sin mucha personalidad. Será el hotel perfecto para los que busquen un verdadero centro de bienestar. Tiene salas de masaje, sauna, hammam y una inmensa y preciosa piscina. Y es difícil encontrar todo eso en la capital irlandesa. No es ni demasiado grande, ni demasiado pequeño y tiene una ubicación privilegiada ya que está en el centro de la ciudad, a orillas del río Liffey.