


El Gresham presenta con orgullo su fachada clásica en la célebre O'Connell Street. En comparación, el resto del hotel es más bien decepcionante. Su gloria pasada ofrece ahora un carácter anticuado.
- Norma internacional
- Bien situado
El Gresham presenta con orgullo su fachada clásica en la célebre O'Connell Street. En comparación, el resto del hotel es más bien decepcionante. Su gloria pasada ofrece ahora un carácter anticuado.
En O'Connell Street, la Castellana de Dublín. A pocos minutos a pie se encuentran el río de Dublín (el Liffey), Temple Bar, 02 Arena y los barrios comerciales. El aeropuerto internacional de Dublín se encuentra a 12 km.
Las 288 habitaciones homogéneas se dividen en tres categorías: estándar, executive y suite. Las habitaciones miden una media de 25 m². Están decoradas con una agradable moqueta roja, cortinas gruesas y espejos. A ambos lados de la cama de madera clara, apliques y lámparas de lectura amenizan el espacio. Las 15 habitaciones estándar con unas bonitas vistas a la avenida O'Connell pueden ser ruidosas, a pesar del doble ventanal. Las que dan a los tejados son mucho más tranquilas. La televisión (gran pantalla de plasma) está dotada de numerosos canales y un teclado. El minibar con kit de café y té se reabastece a petición. En un centenar de habitaciones se ha instalado un adaptador y una regleta para diferentes tomas. Todas las habitaciones disponen de caja fuerte electrónica, aire acondicionado individual, secador de pelo, plancha y tabla de planchar y conexión a Internet Wifi. Los cuartos de baño, pequeños y sin encanto, están acondicionados en la esquina. Es difícil desplazarse fácilmente dentro ya que están ocupados respectivamente por una gran bañera y un lavabo rectangular. Tampoco falta secador y productos de tocador. Con un mínimo de 33 m², las 100 "Executive" presentan una decoración más triste y sobria que las estándar, con una moqueta marrón y muebles marrón claro. En éstas reina la calma. La bañera está separada de la ducha. La decoración de cada una de las siete suites es diferente. Elisabeth Taylor, la más grande y la más recargada de las suites, es muy pomposa y anticuada. Las otras son más modernas. El servicio de habitaciones funciona las 24 horas.
Esta bonita vivienda se construyó en 1817 y se amplió posteriormente. Esta construcción se convirtió en uno de los hoteles más famosos de Dublín. Habiendo sido destruida totalmente la calle O'Connell durante la guerra civil, el hotel más bonito de la ciudad resurgió de sus cenizas en 1923, pero sin sus paredes originales. Renovado en 2006, el hotel Gresham es un auténtico laberinto. Se alarga en inmensos pasillos amarillos y ciegos decorados con cuadros modernos. El vestíbulo dividido en varios espacios tiene cómodos sofás de diferentes colores, moqueta azul oscuro y un mostrador en semicírculo. Puedes desayunar ahí de 8:00 a 12:00 h. Se puede acceder al pequeño gimnasio, con 5 máquinas coronadas casi todas de televisión, gracias a la tarjeta magnética de la habitación. El centro de negocios es gratuito.
El Gallery restaurante es muy amplio y sus paredes naranjas están decoradas con cuadros modernos que cambian cada 6 meses. El buffet del desayuno con una selección de bollería, croissants, etc. abre de 7:15 a 10:30 h entre semana y de 7:15 a 12:00 h los fines de semana. El desayuno continental es muy variado. También puedes decantarte por un desayuno irlandés. Moqueta marrón, sillas de madera y terciopelo, bonito techo estucado, taburetes en un lado ocupan la sala ciega y un poco anticuada. Para la comida y la cena, el menú del vestíbulo es estándar: bocadillos, fish and chips, salmón, etc. Por la tarde los clientes pueden pedir un té con pastitas dispuestas en tres niveles (18 euros o 25 euros con champán). Para comer y cenar, nos acomodamos en el concurrido Toddy's bar, cuya entrada es diferente a la del hotel. A partir de las 15:00 h, el menú es mucho más ligero en este bar de estilo irlandés verde y de madera. En medio de una gran barra ovalada, descubrimos una de las mayores colecciones de whisky single malt.
El conserje posee las llaves de oro. Conexión Wifi gratuita. El hotel tiene un acuerdo con un spa, situado a 15 minutos en taxi, en Castle Street. Se hace un 10% de descuento a los clientes del hotel. También es posible recibir un tratamiento en la habitación. El aparcamiento del hotel tiene 120 plazas (14 euros por 24 h).
EPA, baño turco
gimnasia, fitness
Accueil très sympathique en mode auberge de jeunesse. Rapport qualité-prix raisonnable. Parfait pour un week-end en mode petit budget.
Prix très raisonnables, petit déjeuner servis en chambre, wifi gratuit
Superficie des chambres, qualité de la literie
Bien situado para visitar la ciudad y dormir plácidamente, el Best Western Academy Plaza es un valor seguro. Su estilo es decididamente moderno, con las facilidades que eso implica. Es una lástima que apenas entre luz natural, por lo que los espacios son amarillentos.
Al lado de O'Connell Street, el Days Inn Talbot es un complejo hotelero sin encanto, pero muy bien cuidado y funcional. Desde ahí es muy fácil llegar a los lugares míticos de la ciudad. Es un hotel ideal para disfrutar de una estancia sencilla.
El hotel Saint George, antigua vivienda de la familia epónima, es una pensión correcta, sin más, con pequeñas habitaciones limpias y funcionales. Se integra en un bonito conjunto arquitectónico georgiano. Apreciamos las molduras del interior, los techos altos y las escaleras, características de este estilo. También cuenta con un restaurante mauricio.
En O'Connell Street, el Lynam podría ser un pequeño hotel con encanto. Sin embargo, descubres todo lo contrario en esta estructura mal mantenida y con un servicio deplorable. Su único punto a favor es su situación en los Campos Eliseos de Dublín.
En la calle más concurrida de Temple Bar, este solicitado hotel goza de un emplazamiento ideal para los más fiesteros, quienes, además, encontrarán una animada discoteca los fines de semana. Las demás personas es probable que no lo pasen tan bien debido al ruido.
Entre el famoso Half Penny Bridge y la mítica O'Connell Street, el Arlington O'Connell Bridge seduce gracias a su situación y a su popular espectáculo irlandés tradicional, que vienen a ver los turistas del mundo entero. ¡Eso es todo!
En la actualidad, al hotel favorito de Michael Collins le falta carácter. Limpio y funcional, este hotel sencillo recuerda a un laberinto con sus tres alas distintas.
En pleno centro de la vida nocturna, en el inevitable Temple Bar, el Morgan es uno de los establecimientos más de moda por donde pasar, tomar una copa, bailar o incluso alojarte. Es un hotel-boutique contemporáneo y de diseño. Seguro que te gustará, a no ser que no puedas aguantar el ruido de Temple Bar.
La verde campiña se extiende sobre muchos kilómetros. Carton House se encuentra ubicado entre dos magníficos campos de golf, muy frecuentados. Esta gran mansión palladiana, de estilo irlandés, combina a la perfección lo antiguo y lo moderno. El edificio original, antigua residencia de verano del Duque de Leinster, acoge en la actualidad 18 excelentes suites.
Entendemos fácilmente que el Merrion Hotel haya obtenido la distinción Leading hotel of the world. Ubicado en unas magníficas casas georgianas en perfecto estado, los huéspedes gozan de un marco lujoso, elegante y confortable en pleno centro de la capital. Incluye un spa con piscina y el único restaurante de toda Irlanda con 2 estrellas Michelin.
El hotel Four Seasons está en un barrio residencial al sur de Dublín y mantiene muy bien su reputación de grupo hotelero de lujo. Los alrededores del establecimiento no ofrecen ningún entretenimiento, pero el interior es todo lo contrario ya que tiene restaurante, tres bares, un spa y una piscina. A no ser que vaya a Dublín por negocios. Entonces le interesará saber que este hotel tiene seis salas de reuniones.
El Morrison es miembro de la cadena W3 by Hilton pero no se construyó en honor al famoso cantante de rock que lleva el mismo nombre. En cambio, el establecimiento sí que rinde homenaje a los artistas de origen irlandés. Después de 10 semanas de obras, el Morrison volvió a abrir sus puertas en febrero del 2013 y presenta un interior moderno. Una decoración que no se suele ver mucho en esta ciudad que suele elegir un estilo más clásico. Además de eso, el Morrison propone un restaurante delicioso y una galería de arte: un hotel perfecto en Dublín.
Un hotel de lujo contemporáneo, muy céntrico, de habitaciones funcionales con vistas a un coqueto jardín o al parque de Stephen's Green. Uno de sus restaurantes tiene una estrella Michelin.
Este "Small Luxury of the World" es un pequeño hotel repleto de encanto y muy bien ubicado en una zona bastante tranquila del centro de la ciudad. Sus habitaciones románticas y muy cómodas, el agradable trato, los deliciosos platos, su amable conserje y su distinguido bar de copas hacen de este hotel un establecimiento para compartir en pareja.
El Dylan es un hotel 5 estrellas pero no tiene nada que ver con el famoso cantante. No, solo se ha instalado en la calle que lleva el mismo nombre. El Dylan ha sido un hospital, un hotel, y ahora es el hotel Dylan, de 44 habitaciones. Desde 2007 acoge a sus clientes en un interior moderno bastante particular. Propone un bar, un restaurante y un salón, pero es una pena que no haya centro de bienestar.
El hotel Clarion abrió sus puertas en el 2001 y es un hotel moderno y agradable pero sin mucha personalidad. Será el hotel perfecto para los que busquen un verdadero centro de bienestar. Tiene salas de masaje, sauna, hammam y una inmensa y preciosa piscina. Y es difícil encontrar todo eso en la capital irlandesa. No es ni demasiado grande, ni demasiado pequeño y tiene una ubicación privilegiada ya que está en el centro de la ciudad, a orillas del río Liffey.