Gonzalo González Beneytez
Jefe de sección
Entendemos fácilmente que el Merrion Hotel haya obtenido la distinción Leading hotel of the world. Ubicado en unas magníficas casas georgianas en perfecto estado, los huéspedes gozan de un marco lujoso, elegante y confortable en pleno centro de la capital. Incluye un spa con piscina y el único restaurante de toda Irlanda con 2 estrellas Michelin.
The Merrion Hotel - © Carlos Rodrigues / EASYVOYAGE
The Merrion Hotel - © Carlos Rodrigues / EASYVOYAGE
Este conjunto de casas georgianas se alinea en una tranquila calle. El hotel está enfrente de la gran mansión del primer ministro, situada en pleno centro de Dublín.
El Merrion cuenta con 143 habitaciones, 110 de las cuales están en el ala nueva. La mitad de ellas tiene un pequeño balcón. En las estancias hay camas altas (de tamaño king size o queen size, y superking en las suites) hábilmente decoradas, con un enorme televisor de pantalla de plasma, minibar, kit para preparar té y café (si lo solicitas), caja fuerte con código electrónico, climatización individual y teléfono. En el ala georgiana cada una de las 33 habitaciones es única. Como en un museo, tus ojos admiran bien abiertos todos los elementos georgianos que se han conservado hasta nuestros días. En cada planta los techos tienen una altura diferente (en la planta baja son bastante altos). Las vistas de las habitaciones dan al jardín o al edificio más importante del país. Fíjate en todos los detalles: paredes de colores, moqueta, lámparas de porcelana pintadas a mano, magníficos sofás (muy cómodos), molduras, etc. Los cuartos de baño incluyen bañera, una ducha independiente, secador de pelo, productos de aseo de la marca "Merrion Hotel", etc.
La fachada del hotel (abierto en 1997) tiene cinco plantas. En la última está la penthouse. Tiene una estructura cuadrada. Un bonito jardín de inspiración francesa en pleno centro se esconde tras el gran patio interior del hotel. Todo está sabiamente delimitado por pequeños arbustos y estanques. Una pequeña zona se reserva para la terraza del salón, en el que puedes desayunar té o café o tomar el té de la tarde. Otra zona parece un minúsculo laberinto vegetal. Un bonito pasillo de vidrio conecta las dos alas del hotel. Desde allí hay una fantástica vista sobre el jardín y las nuevas alas del hotel, construidas cuando se remodeló antes de abrirlo, por lo que son menos estéticas que las zonas georgianas. Tras la entrada georgiana, los huéspedes pueden ir a conserjería o a recepción, que tiene un magnífico mostrador y el suelo a cuadros. Desde allí, se pueden ver en hilera dos salones burgueses decorados en tonos suaves. La luz entra en los espacios más confortables a través de unas grandes y bonitas puertas. Es un marco excepcional realzado por sus molduras, su chimenea de fuego o el magnífico candelabro. Al menos una tarde tienes que tomar el té allí. En el extremo opuesto, los ejecutivos suelen reunirse en el bar "Nº 23", llamado así porque corresponde a la finca georgiana situada en el número 23 de esa calle. Su mobiliario es destacable, con elementos escogidos por un decorador que provienen de varias ciudades europeas. Por todo el hotel hay magníficas obras de artistas irlandeses (como Martin Mooney), incluso en las habitaciones. Su rico propietario es el mayor coleccionista privado de arte de Irlanda. Así pues, los huéspedes tienen que aprovechar la ocasión y descubrir todos los cuadros que hay, agrupados en un magnífico catálogo. En el sótano, la decoración tiene atractivos toques griegos con bajorrelieves monocromos. En esa zona hay una piscina de 18 metros de largo. Incluso allí entra la luz natural. Puedes pedir que te hagan un masaje en una de las dos salas de tratamientos o en tu propia habitación. La sala de fitness cuenta con 10 máquinas de la marca "Cybex" y un televisor.
El restaurante principal del hotel se llama "The Cellar Restaurant" (traducción literal: "La Bodega"). No llega la luz natural al sótano. Su atmósfera es bastante particular, ya que las mesas se cobijan en unos bonitos techos bajos abovedados, testimonio de la antigua residencia donde el duque de Wellington veía pasar los días. Hay difusores de luz en las columnas, en la parte superior. En el suelo hay losas de piedra sobre las cuales los comensales pueden sentarse en fantásticos sillones con el respaldo alto. La zona de tonos crema es de las más homogéneas. Ahí se sirven las tres comidas del día. Puedes degustar, por ejemplo, el mítico "Merrion fish and chips". La zona de bar es magnífica. Podrás encontrar intimidad en uno de sus rincones, con sus sillones de piel, el largo mostrador de madera o la gran chimenea. Ofrecen una carta de degustación con más de 80 vinos. Si lo prefieres, podrás desayunar o cenar en esa zona con una atmósfera tan fascinante...
Cuidado: entras en el mejor restaurante de Irlanda, el "Restaurant Patrick Guilbaud", el único del país con 2 estrellas Michelin. Tras saborear un innovador cóctel en un salón, se invita a los comensales a tomar asiento en el comedor principal. Los productos locales y del mar son los protagonistas de la cocina más bien clásica y divina de este restaurante. Las manitas de cerdo son su especialidad, aunque también podrás deleitarte con su cangrejo salvaje. Debido a su rareza y lo peligroso que es pescarlo, ésta es una especialidad que cuesta encontrar. La carta cambia cada dos meses y medio.
Gestionada por dos sumilleres, el 70% de los vinos de la bodega del restaurante son franceses y hay unas 800 denominaciones diferentes.
Antes de que fuera hotel, estos edificios georgianos eran sedes gubernamentales. El hotel ha recibido muchas conmemoraciones por la calidad de las infraestructuras y de los servicios que ofrece. Hay conexión Wifi disponible en todo el hotel.
hammam, baño turco, salón de belleza, EPA, masaje, wellness, puesta en forma, sauna
tenis, aerobic, Voley playa, golf, fitness, deportes, gimnasia
Frente al National Concert Hall de Dublín, el Conrad es contemporáneo. Es ideal para una clientela de negocios, pero también seduce a los turistas con sus diversas atenciones y sus espacios amplios y confortables. El hotel cuida especialmente su servicio, de excelente calidad.
El Burlington, en la periferia de Dublín, está situado en un barrio residencial tranquilo. Es de los pocos hoteles de la capital que dispone de tanta capacidad, es decir, 500 cómodas habitaciones. Además, tiene una gran sala de conferencias, ideal para el turismo de negocios.
Ideal, este pequeño hotel situado en una hermosa residencia georgiana, miembro de Manor House, está a la vez en el centro y en un entorno tranquilo. Las zonas comunes tienen mucho encanto y, para algunos, hermosos elementos georgianos. Cabría esperar esta clase en las habitaciones pero, por desgracia, no es el caso.
El hotel Davenport, cercano al Trinity College y al parque de St. Stephen's Green y por lo tanto en el centro de la capital, se ubica en una antigua iglesia, construida en 1863. Su fachada es única. Los interiores renovados a finales de 2008 son impecables y cuidados. Una buena dirección que sabe mantener su sencillez.
En la calle más concurrida de Temple Bar, este solicitado hotel goza de un emplazamiento ideal para los más fiesteros, quienes, además, encontrarán una animada discoteca los fines de semana. Las demás personas es probable que no lo pasen tan bien debido al ruido.
Este gran hotel frente al Trinity College, bonito y clásico, era un banco antiguamente. Algunos espacios todavía conservan indicios de su época anterior, como el gran vestíbulo en el que se organizan los acontecimientos, o el bar, antigua sala para las cajas de seguridad, donde los clientes podrán tomar los mejores cócteles. El hotel ofrece un gran confort y propone una deliciosa tarde de té (merienda).
El Trinity Capital, frente al Trinity College y por lo tanto en pleno centro de la capital, promete sorpresas. Olvida tus principios sobre la elegancia y el refinamiento, aquí se descubre una decoración exuberante, recargada, heteróclita e insólita. Un auténtico cúmulo de curiosidades en los espacios comunes, pero no en las habitaciones.
Un hotel de lujo contemporáneo, muy céntrico, de habitaciones funcionales con vistas a un coqueto jardín o al parque de Stephen's Green. Uno de sus restaurantes tiene una estrella Michelin.
La verde campiña se extiende sobre muchos kilómetros. Carton House se encuentra ubicado entre dos magníficos campos de golf, muy frecuentados. Esta gran mansión palladiana, de estilo irlandés, combina a la perfección lo antiguo y lo moderno. El edificio original, antigua residencia de verano del Duque de Leinster, acoge en la actualidad 18 excelentes suites.
El hotel Four Seasons está en un barrio residencial al sur de Dublín y mantiene muy bien su reputación de grupo hotelero de lujo. Los alrededores del establecimiento no ofrecen ningún entretenimiento, pero el interior es todo lo contrario ya que tiene restaurante, tres bares, un spa y una piscina. A no ser que vaya a Dublín por negocios. Entonces le interesará saber que este hotel tiene seis salas de reuniones.
El Morrison es miembro de la cadena W3 by Hilton pero no se construyó en honor al famoso cantante de rock que lleva el mismo nombre. En cambio, el establecimiento sí que rinde homenaje a los artistas de origen irlandés. Después de 10 semanas de obras, el Morrison volvió a abrir sus puertas en febrero del 2013 y presenta un interior moderno. Una decoración que no se suele ver mucho en esta ciudad que suele elegir un estilo más clásico. Además de eso, el Morrison propone un restaurante delicioso y una galería de arte: un hotel perfecto en Dublín.
Un hotel de lujo contemporáneo, muy céntrico, de habitaciones funcionales con vistas a un coqueto jardín o al parque de Stephen's Green. Uno de sus restaurantes tiene una estrella Michelin.
El Dylan es un hotel 5 estrellas pero no tiene nada que ver con el famoso cantante. No, solo se ha instalado en la calle que lleva el mismo nombre. El Dylan ha sido un hospital, un hotel, y ahora es el hotel Dylan, de 44 habitaciones. Desde 2007 acoge a sus clientes en un interior moderno bastante particular. Propone un bar, un restaurante y un salón, pero es una pena que no haya centro de bienestar.
Este "Small Luxury of the World" es un pequeño hotel repleto de encanto y muy bien ubicado en una zona bastante tranquila del centro de la ciudad. Sus habitaciones románticas y muy cómodas, el agradable trato, los deliciosos platos, su amable conserje y su distinguido bar de copas hacen de este hotel un establecimiento para compartir en pareja.
El hotel Clarion abrió sus puertas en el 2001 y es un hotel moderno y agradable pero sin mucha personalidad. Será el hotel perfecto para los que busquen un verdadero centro de bienestar. Tiene salas de masaje, sauna, hammam y una inmensa y preciosa piscina. Y es difícil encontrar todo eso en la capital irlandesa. No es ni demasiado grande, ni demasiado pequeño y tiene una ubicación privilegiada ya que está en el centro de la ciudad, a orillas del río Liffey.
En el año 2007 abría sus puertas el Radisson Blu Royal Hotel en la capital irlandesa, a dos pasos del castillo de Dublín y de la calle comercial Grafton Street. Sin embargo, su arquitectura y su decoración contemporánea consiguen que parezca que este hotel de cuatro estrellas lujo haya abierto este año. El Radisson se dirige tanto a una clientela de ocio como de negocios, pero parece que hay más businessmen. De hecho, el hotel cuenta con 17 salas de reunión, pero ningún equipamiento de ocio.