El establecimiento cuenta con 52 habitaciones y 8 bonitos apartamentos. La decoración es sobria y sabe aprovechar el espacio del que dispone. Los tonos beige son muy relajantes y el conjunto es muy luminoso. Al entrar te invade un perfume demasiado fuerte, pero en general las habitaciones están bien cuidadas y bien equipadas (conexión inalámbrica a Internet gratuita disponible en las habitaciones y en el vestíbulo). El servicio de habitaciones está incluido en el precio y funciona de 7:00 a 23:00 h.

Las mejores habitaciones son las que se encuentran en la parte posterior del hotel: al contrario que las otras, no dan a la carretera y ofrecen unas bonitas vistas del mar. El cuarto de baño no dispone de bidé, pero tiene todos los accesorios y productos necesarios. La única diferencia entre las Estándar y las Superiores es la disposición en una o dos plantas: por lo demás, el servicio es igual de impecable y los equipamientos son los mismos y están todos incluidos en el precio. Televisión de pantalla plana, aire acondicionado, minibar y teléfono inalámbrico.

El hotel solamente contiene una habitación adaptada para las persona con movilidad reducida.

En este hotel impecable y magnífico, la geometría se impone sobre el diseño. El Majestic está concebido con una arquitectura pensada hasta el último detalle y la majestuosidad de su nombre lo dice todo: dimensiones amplias, columnata en el patio que rodea todo el establecimiento, bloques uniformes y cuadrados.

Se trata de un hotel imponente víctima de un diseño que deja de lado el aspecto acogedor: de la fría recepción con sus sofás de cuero blanco alineados en largos espacios vacíos hasta el interior con suelo de mármol, pasando por el jardín compuesto de formas regulares y llanas. Un punto positivo es que se han dispuesto muchas rampas de acceso como alternativa a las escaleras, un detalle que junto a la habitación adaptada deja patente la atención particular que se ha tenido hacia las personas con movilidad reducida. La recepción es muy luminosa gracias al ventanal que ocupa toda la pared y ofrece unas magníficas vistas de las montañas. La arquitectura blanca resalta sobre el parqué de madera clara. Al lado de la barra del segundo bar (el primero está en el exterior, junto a la piscina) se han dispuesto varias televisiones de pantalla plana que retransmiten las noticias ininterrumpidamente.

Según la dirección, el hotel está muy frecuentado por familias y personas en viajes de negocios. Los servicios son muy completos: las familias encontrarán terrenos de juego para los más pequeños y tres piscinas (una con jacuzzi, otra climatizada y la última para los niños), y los hombres de negocios tienen a su disposición una sala de conferencias con capacidad para 150 personas y una sala de juntas "Ejecutiva" para 10 personas. El contraste entre dos tipos de clientela tan diferentes es bastante curioso, si bien los niños no son los más afortunados ya que puede que tengan la impresión de estar jugando en un territorio prohibido. El centro de bienestar solamente cierra los domingos y está equipado con una sauna y un hammam. Está reservado únicamente para los clientes del hotel y contiene además un gimnasio y una sala de juegos con billar.

El Majestic es uno de los hoteles más grandes que hemos visto en la isla.

El restaurante Majestic abre para los tres servicios del día: tiene una capacidad limitada para solo 20 comensales, comparado con el tamaño del establecimiento, y un estilo linear que queda resaltado por las estrellas blancas que caen sobre las mesas de madera clara.

Está bien situado, ofrece vistas a las colinas en terrazas y da la espalda a la montaña (panorama que se ve desde el ventanal del vestíbulo). El estilo del restaurante es más dulce, menos calculado que en el resto del hotel: tiene un aire rural de la toscana, menos rústico evidentemente, pero muy atento a los detalles. Destacamos el juego arquitectónico que reproduce cenadores rurales a través de materiales insospechados: la presencia de flores en la entrada del restaurante alegra un poco el ambiente de este establecimiento tan estático en su conjunto.

Las tarifas rondan la media: 12 para los entrantes, entre 8 y 10 euros para las ensaladas, los platos de pasta a partir de 12 euros y los segundos a partir de 16 euros; por último, los postres a 7 euros. Si hacemos una media, la comida completa con entrante, plato principal y postre, sin contar el vino, sale a unos 35 euros. A veces la cena se sirve alrededor de la piscina.

El establecimiento está demasiado alejado del mar para disponer de un acceso directo. Por lo tanto, no dispone de playa.

El establecimiento está muy frecuentado por americanos. Abrió sus puertas en 2005 y sigue impecable, sin duda merece sus cinco estrellas.