El hotel homenajea al lujo y a los años 50. Desde afuera, es difícil imaginar que este boutique hotel tiene mil y un tesoros. La sorpresa empieza por el lobby. Más allá de su modernismo, te encantará el elevador poco común, completamente panorámico y transformado en salón portátil. No solo podrás subir si no que podrás descansar sentado/a y llegar a tu habitación. Cada piso del hotel, es una sorpresa, un ambiente en sí. En la primera planta, dos salones y un bar, te desconectarán del mundo, con sus sillones contemporáneos con reposapiés, sus cojines, mesitas, fotos incrustadas en los muros. Podrás en ellos escuchar música, mirar televisión, consultar libremente tus emails. Si tienes sed, un encantador barman te preparará uno de sus cocteles, en pocos minutos como uno de sus snacks como un sándwich con atún y tomates, una ensalada caprese con mozzarella di Bufala. El hotel cuenta con una terraza, una preciosa sala de fitness con sauna y baños turcos, máquinas modernas, una sala de relax. Esta sala, punto fuerte del hotel, está abierta desde las 6 de la mañana hasta las 10 de la noche.