El Sirius, escondido en una pequeña calle de Funchal, tiene una fachada blanca ornamentada de persianas verdes, decoración típica de los hoteles de Madeira. La recepción, sobria y acogedora, lleva hasta las habitaciones.
La sala de TV está compuesta de sillones confortables y decorada de pinturas de paisajes y de plantas. Todo en un estilo muy inglés. También hay una pequeña biblioteca con algunos libros.
El verdadero inconveniente del hotel es que no dispone de piscina. En cambio, cuenta con una gran terraza, acondicionada en la azotea del hotel. Puedes relajarte en una de las tumbonas, pero la terraza está rodeada de edificios y no permite abstraerse de los ruidos de las calles colindantes.