Quince camarotes, todos de la misma categoría, tienen cabida para 2 personas. Pequeños pero cómodos, se disponen a ambos lados del barco, por lo que todos tienen una ventana con vistas a la bahía. Dotados de timbre y climatización, los camarotes lucen coquetos con un cuadro de la bahía en la pared, focos en el techo para iluminar directamente tu cómoda cama y una lamparita para leer novelas de aventuras o de amor antes de quedarte dormido en el corazón de uno de los lugares declarados patrimonio de la UNESCO. Los camarotes tienen dos camas gemelas o una de matrimonio, según elijas, con un colchón duro que agradará a unos y no dejará dormir a otros. Todos tienen un pequeño cuarto de baño con un moderno lavabo, WC y una ducha a ras de suelo. No faltan los productos de aseo como el champú, el gel de ducha, un cepillo de dientes o un peine, por lo que puedes permitirte el lujo de llevar únicamente el pijama para una excursión de una noche por la bahía.

Bai Tho es el nombre de una de las dos grandes compañías propietarias de la mayoría de los barcos de la bahía. Por lo que no sería raro que te cruzases con otros barcos del mismo nombre. Este barco, que mide varias decenas de metros de largo, es todo de madera. Con la arquitectura típica de los juncos, iza sus velas una vez que estés en tierra para que puedas admirar la decoración. Sin embargo, avanza gracias a su motor. La embarcación tiene 4 cubiertas, las dos inferiores acogen 15 camarotes en total, la tercera es una gran sala que sirve de restaurante, tienda a la hora del aperitivo y sala de juegos entre una excursión y otra y la última es una terraza con tumbonas para disfrutar de las vistas de la bahía durante la navegación. En el barco todo es de madera, del suelo al techo, por lo que ostenta un aspecto auténtico y acogedor. El lugar tiene un pequeño toque de decoración vietnamita, no siempre del mejor gusto.

El restaurante se encuentra en una gran sala longitudinal, en la que 6 mesas se distribuyen a lo largo de las ventanas. De este modo no te perderás las espléndidas vistas durante la comida. Se sirve un menú único y sorpresa para comer y cenar. Se suceden pequeños platos sin saber nunca si será el último. El menú esta compuesto por numerosos productos del mar como marisco, pescado, cangrejos y langostinos pero también verduras, arroz que ocupa un lugar privilegiado, sopa, un poco de carne (demasiado grasa para nuestro gusto), nems, buñuelos más o menos grasos. Con todo esto la variedad es amplia aunque sin llegar a ser nada del otro mundo. Le falta refinamiento y los platos se recogen rápidamente. Evita el café como sea, no serás capaz de tragarlo y tendrás que pagarlo igualmente.

Las bebidas no están incluidas y no se presenta la carta de precios junto con los vinos. Te incitarán a comprar una botella durante las diferentes comidas. El café es malísimo. Piensa en llevarte una botella grande de agua ya que a bordo deberás pagarlo todo. El barco pone kayaks a disposición de los clientes (pagando un suplemento).