Dos restaurantes para los amantes de la comida local y los demás. El primero, vietnamita, recibe a la clientela con una decoración original hecha a base de sillones con respaldos de hasta 1,60m, parquet y césped en el suelo y en las mesas, donde se han dispuesto unos pequeños brotes de arroz. Una parte de la sala está bajo una vidriera que le confiere una luminosidad muy agradable. Para las comidas de negocios o familiares, hay un salón comedor privado que permite tener más intimidad. Además, la terraza ofrece un lugar agradable durante el día, donde no hace demasiado calor, siempre que no te moleste el ruido. En el restaurante sirven sofisticadas especialidades vietnamitas y asiáticas, con una visión diferente a la que se puede encontrar en los pequeños chiringuitos de Hanoi. Con originalidad, mucha finura y un toque de... ¡Pruébalo, te encantará!
Por otro lado, el restaurante Chez Manon, más clásico pero igual de bueno, propone una cocina internacional para el desayuno, la comida y la cena. La decoración roja y los espejos del techo le dan un toque contemporáneo que le iría bien a todo el hotel. Se agradecen especialmente las vistas de la Ópera. Los domingos, se ofrece un brunch amenizado con jazz, que toca un músico en directo. Para este pequeño momento de intimidad, los niños son bienvenidos en el Kids Club donde se les dan pequeños regalos y donde podrán jugar con otros pequeños.
Y para terminar, para tomar un café o degustar un dulce, nada mejor que dirigirse al Café Ópera que ofrece pasteles y bollos de todo tipo a cualquier hora del día. También tienen su "happy hour" pero solamente en los bocadillos, con un 50 % de descuento a partir de las 17:30 h.