Consta de 20 bungalows y una suite unidos por caminos de piedra: 10 bungalows antiguos con terraza, una o dos camas grandes en la planta baja y dos camas individuales en el primer piso; 10 bungalows nuevos frente al canal de Mozambique, con una cama pequeña en la planta baja y una grande en el primer piso. Los 10 nuevos disponen de una zona de estar y están decorados con piedras de la zona, rafia y palisandro. Las colchas de las camas están realizadas en patchwork. Los baños están en la planta baja, detrás de un biombo fijo, y equipados con una ducha. El inodoro está separado. El primer piso está provisto de ventanales que ofrecen una vista panorámica del mar y el bosque. Las habitaciones no disponen de toma de corriente, ni ventilación, ni mini-bar, pero sí incluyen una caja fuerte.

Si bien el proyecto del Le Paradisier se inició en 1985, no vió la luz hasta 1999 de la mano del propietario, proveniente de la región francesa de Alsacia. El chalé principal del hotel incluye la recepción y un salón-bar junto al restaurante y frente a los ventanales con vistas hacia el mar. El acogedor salón está decorado con sillones de mimbre con cojines blancos. Le Paradisier dispone asimismo de una piscina con desbordamiento, dos salones de masaje en el exterior junto a la playa, bajo la terraza. Paseos en piragua o a través del bosque de baobabs, buceo, submarinismo, pesca de altura... son algunas de las actividades propuestas.

El restaurante, rodeado de grandes ventanales, da a una pequeña terraza, y ésta a su vez al mar. Un ambiente romántico.  El restaurante tiene una buena reputación fuera del hotel. Hay espacio para 50 comensales. Ofrece un menú diferente para cada comida con una selección variada: ensalada exótica, pescado marinado, brochetas de cebú, lonchas de magret de pato con pimienta verde, brazo de gitano a la mermelada, avellanas con papaya, piña con vino tinto, etc. Todos los alimentos son frescos y la cocina es elaborada; es sobre todo francesa aunque ofrece platos locales de vez en cuando. Fuera de las horas de comida funciona un servicio de tentempiés. La carta de vinos incluye caldos malgaches y sudafricanos.

A pesar de la limpieza que se realiza en la playa todas las mañanas, suele haber restos de algas, aunque aun así la playa sigue siendo agradable.

Le Paradisier acoge a una clientela cosmopolita, formada por visitantes estadounidenses, rusos  y franceses. Se aceptan euros y cheques. Le Paradisier funciona con energía solar y participa de forma activa en la vida comunitaria de la zona, como por ejemplo en la construcción de la escuela.