El hotel abrió sus puertas en 2009 y ocupa una superficie de 14,5 hectáreas, sencillamente magnífico. Además de disponer de un terreno excepcional, los arquitectos ("Wuoha" de Singapur) se han encargado de darle una personalidad propia. Las líneas son contemporáneas con un toque "vintage" nostálgico, el blanco de la piedra "Palimanan", una roca javanesa, utilizado en los edificios acentúa los colores naturales como el azul del cielo, el verde de la vegetación o el azul del mar, y las vistas crean una sensación de infinito, sobre todo desde el vestíbulo. La brisa que circula da una impresión de ligereza. Hay muchos espacios destinados a la relajación, especialmente las cabañas de estilo muy original compuestas con listones de madera superpuestos. La más bonita es la que se encuentra suspendida en el vacío. Biblioteca acogedora con un rincón elegante para navegar por Internet gracias a los ordenadores Apple, gimnasio bien equipado, pequeño spa, pero... ¿qué ocurre con la piscina? Hay algunas tumbonas alrededor con capacidad limitada a 4 personas máximo... Es como si se animara a los huéspedes a pasar más tiempo en sus residencias que en las partes comunes del hotel.