El hotel se compone de 18 bungalows con capacidad para de 2 a 6 personas. Hay dos categorías donde elegir: las estándar, un tanto rústicas, están equipadas con terraza cubierta, una gran cama con mosquitera, climatización, caja fuerte (gratuita) y cuarto de baño con ducha. Todas revestidas de coco, bambú y piedra, las superiores combinan confort y autenticidad en una decoración de estilo africano. Estas últimas, reformadas en 2002, tienen un sistema split para la climatización, un frigorífico y un cuarto de baño con dos lavabos, una ducha grande, WC separado, secador y productos de tocador. Algunos bungalows familiares tienen una habitación y/o una mezzanine suplementaria para los niños o los amigos. ¡No busques el teléfono ni la televisión! La dirección ha elegido libremente no instalarlos en los bungalows. Una decisión que tal vez cambie con el paso del tiempo...

El complejo, a años luz de los hoteles de hormigón, ha sabido conservar el espíritu "natural" de antaño. Los bungalows y las partes comunes bajo farés, de materiales naturales, se ubican en un jardín exótico de 18 hectáreas. Caminos de tierra y arena permiten pasear por la propiedad. La recepción y la pequeña tienda se sitúan en una cabaña a la entrada del hotel. Podemos destacar otras instalaciones: la más interesante es la inmensa "piscina" natural frente a ti.

El bar restaurante da a la playa. Todas las mesas dan al mar, algunas tienen incluso las patas en la arena. Fascinado por las vistas, tal vez olvides concentrarte en el contenido de tu plato. ¡Ni se te ocurra! Algunas especialidades son una delicia, como los "cannelloni a la flor de bananero", servidos sólo en el Jardin Maoré. Fuera de los horarios de servicio (7:30/10:00 h, 12:00/14:00 h, 19:00/21:00 h), los clientes pueden recurrir a un menú de tentempiés: bocadillos, ensaladas, patatas fritas, etc. No falta de nada para una comida rápida.

La principal atracción del hotel es la playa de N'Gouja. Esta playa conocida y reconocida atrae a multitud de turistas y residentes locales, sobre todo los fines de semana. Además de este entorno suntuoso, la interminable franja de arena acoge todo el año la oviposición nocturna de las tortugas marinas. Algo que no te puedes perder si te quedas varios días. Además, el establecimiento tiene una base náutica y los clientes pueden practicar actividades gratuitas como kayak o snorkelling, ideal para nadar con las tortugas. Existen otras opciones pagando un suplemento: paseo por el mar, submarinismo, etc.

Antiguamente el lugar fue un coto de pesca y luego un lugar de veraneo para personajes distinguidos. Estos últimos accedían a él por vía marítima. Actualmente, una carretera (con baches) une los lugares pero también se puede organizar un desplazamiento en barco a petición. Además de las idas y venidas de los makis y pintarrojas (animales endémicos), la vida del lugar está salpicada con algunas animaciones: grupo musical los viernes, baile tradicional el sábado, oviposición de tortugas todas las noches si la marea (y tú) lo desea.