Deberás cruzar la carretera para dirigirte a la mayoría de las habitaciones. Sin embargo, algunas están instaladas a lo largo de la playa. Cada bungalow, disperso en un jardín cuidado, está construido sobre pilotes y dispone de su propia pequeña terraza. La cama está cubierta por una mosquitera. El salón sigue el estilo tradicional tailandés, a ras de suelo. Aunque el lugar es agradable, no le vendría mal una renovación, el climatizador es un ejemplo de ello. El cuarto de baño tiene una ducha grande.

Al llegar al Sri Lanta, un chico sonriente nos recibe con un cóctel de bienvenida. Más que un vestíbulo es una pequeña recepción protegida por un tejado de estilo tradicional tailandés, y rodeada por un estanque. El terreno del hotel es más largo que ancho, lo cual explica que las infraestructuras se hayan diseñado unas al lado de otras. La tienda está al lado de la salita de la televisión, a su vez al lado del espacio Internet. Al final se encuentra una pequeña piscina rodeada de tumbonas y sombrillas, frente a la playa. El restaurante se encuentra al otro lado del pequeño estanque decorativo.

El restaurante del Sri Lanta está a pie de playa. Es de estilo tradicional tailandés y se come a ras de suelo. La terraza exterior tiene unas bonitas vistas al mar de Andamán. Todo el mobiliario es de madera. Se sirve cocina local e internacional a la carta.

Sin embargo, los alrededores del hotel no están acondicionados. Todas las playas de Tailandia son públicas, y la de Klong Nin no es una excepción. La arena fina se funde en un mar de colores claros. El lugar es seguro ya que es poco ventoso y el desnivel es bastante razonable. No dudes en dar un paseo a orillas del mar.

El establecimiento está bastante bien situado. Caminando cinco minutos estarás en los restaurantes y comercios de la zona.