


- Descanso
- Gastronomía
- Encanto
El Balneario Blancafort se encuentra en la ciudad de La Garriga, una comuna de la provincia de Barcelona en el interior, a un cuarto de hora del magnífico parque del Montseny. El mar está a unos cincuenta kilómetros al sur y el aeropuerto de Barcelona, a 46 km.
El Balneario Blancafort propone 155 habitaciones divididas en estándar individuales, dobles y suites. Todas son azules y cuentan con exactamente la misma decoración. Son agradables, con un bonito parqué de madera y camas cómodas y cuentan con todo el confort necesario: televisión por satélite, acceso a Internet wifi, teléfono de marcación directa internacional, lector de CD, aire acondicionado individual, escritorio, gran balcón con mesa y sillas, caja fuerte y minibar. El cuarto de baño es grande y dispone de bañera y wc; está limpio y es funcional con secador de pelo, productos de tocador, albornoces y zapatillas. El servicio de habitaciones funciona las 24 horas.
Se agradece que la arquitectura del hotel trate de imitar la tradicional. El Balneario Blancafort fue construido en 1846 y renovado en 2004 y se inspira en la arquitectura hispánica centenaria con paredes exteriores pintadas de rojo y barandillas y marcos de las ventanas de amarillo ocre. El resultado es magnífico y el cliente tendrá la sensación de estar en una vila principesca. El exterior reserva bonitas sorpresas a los visitantes como por ejemplo el moderno móvil metálico suspendido encima de la piscina interior protegida por techo de cristal. Los jardines son una maravilla con un espíritu romántico y melancólico. El vestíbulo es muy elegante decorado con tonos crema y grandes sofás de cuero donde los clientes pueden relajarse con un refresco mientras esperan que suban las maletas a la habitación. Por todas partes se exponen obras de arte contemporáneas que pertenecen al antiguo propietario del lugar y alegran el ambiente.
Una auténtica maravilla. El bufé del desayuno, que se sirve en el restaurante el Olivo, es copioso y variado con zumos de frutas naturales y pan y bollería elaborados in situ. Huevos, jamón, salchichas, frutos secos, fruta, cereales, mermelada con o sin azúcar, se tienen en cuenta todos los gustos y dietas. Las demás comidas se pueden tomar en el interior, en el Ors, o en el agradable restaurante exterior que solamente abre en verano, protegido del sol por grandes árboles e iluminado por las noches con velas orientales. El Ors está decorado de manera clásica y elegante y propone una carta que cambia diariamente. La comida es sencillamente divina, refinada y sabrosa. El picado de orejas y cola de cerdo con miel y puré de soja es impresionante. Los productos utilizados son frescos y el pescado, del mercado.
Lo mejor de este establecimiento son las famosas termas, una especie de jaula de cristal con cascadas de agua que caen de las paredes. En la entrada está el salón de belleza y un ascensor que lleva al gran espá, tanto que el visitante se pierde con sus nada menos que 45 cabinas de tratamiento. Las termas están acondicionadas a lo romano con bóveda de piedra aparente, frigidarium, tepidarium y caldarium. También propone atmósferas diferentes con magníficos salones orientales y balineses equipados con cabinas para parejas. El ambiente está cargado de incienso y aceites esenciales. La carta de tratamientos es muy extensa con curas para cualquier mal. Así mismo, dispone de saunas, gimnasio, sala de relax con té y café a voluntad y una magnífica piscina interior con chorros hidromasaje. En el nivel superior se ha acondicionado una terraza solárium con dos piscinas de agua termal climatizadas en invierno.
salón de belleza, sauna, masaje, puesta en forma, hammam, EPA, wellness, baño turco
fitness, deportes, gimnasia, golf
Tès beau hotel, avec un personnel accueillant et des chambres assez espacieuses.
spa intégré dedans, restauration sur place
loin de la mer,et l'environnement autour beaucoup d'immeuble