Las 46 habitaciones sólo tienen un defecto: las vistas. O mejor dicho la ausencia de vistas, ya que dan al edificio de enfrente o a un aparcamiento. Un aparcamiento que no te recomendamos por la cercanía, sobre todo si tienes el sueño ligero. En efecto, justo delante del hotel hay una salida de discoteca, en el lado de la calle. Pero el equipamiento y acondicionamiento de las habitaciones es de lo más agradable. El cuarto de baño está separado de la habitación por una pared de cristal opaco, que no desentona con la decoración moderna y acogedora. Al llegar te esperan una botella de vino, fruta y galletas (gratuito). Prestan un ordenador portátil gratuito a petición (pero Internet es de pago) y el servicio de habitaciones funciona las 24 h. La caja fuerte, el minibar lleno y el kit de té/café no faltan, los productos de aseo son de calidad, y los albornoces te esperan en el baño. La televisión es una gran pantalla plana. Las habitaciones disponen incluso de un pequeño balcón, a pesar de las vistas. Por último, las familias pueden alojarse en habitaciones comunicadas.