Cuando decimos que es un pequeño establecimiento, se sobreentiende que cuenta con pocas habitaciones: ¡tiene 35! El único inconveniente es que los pasillos para acceder a las habitaciones no están demasiado iluminados. Todas son de categoría estándar. Seis son triples y están situadas en la séptima planta y las habitaciones dobles están decoradas con sobriedad, lo que no las hace menos acogedoras: mobiliario de madera, apliques, alfombras, cuadros... Cuentan con la misma decoración de tendencia que la recepción, aunque en menor medida. Solo tienen dos fallos: el ruido desde el balcón y las vistas desde algunas habitaciones (las que nosotros visitamos, por ejemplo, daban a una casa abandonada...), además del cuarto de baño, estrecho y muy básico. Disponen de televisor, aire acondicionado, caja fuerte (de pago), conexión directa internacional (hay que pedir que se abra la línea en la recepción) y almohadas y colchas adicionales en el armario.