


Este tres estrellas ofrece dos caras bien diferenciadas: una repleta de encanto y otra totalmente a la inversa. La primera se halla en el patio de entrada y su coqueto palmeral, así como en la arquitectura del edificio y ornamentación del lobby, de estilo colonial. Sin embargo, este encanto se desvanece en las habitaciones, pequeñas y antiguas, y en el apartado gastronómico, tan modesto en calidad como en cantidad. Su ubicación también es también bipolar: está en pleno centro por tanto junto a un sinfín de servicios, pero también en pleno corazón de «la movida» de Lloret de Mar, lo que equivale a bullicio, especialmente por la noche.
- Fiesta
- Norma internacional
- Bien situado