El hotel cuenta con un buen restaurante, llamado «Trazos» desde el que se sirven desayunos, almuerzos y cenas. Ofrece una cocina de mercado, de corte tradicional con toques modernos. Entre las especialidades, destacan los arroces, las carnes y los pescados en general, y platos en particular como los pimientos de piquillo rellenos de morcilla y ternera. El desayuno se sirve en forma de bufé. Se trata de un extenso escaparate con productos como platos calientes (cuatro diarios, que van cambiando), quesos, embutidos, ensaladas (de arroz, pasta, asiáticas, etc.), productos dietéticos (como leche de soja), café de Nespresso, zumo natural de naranja, yogures (hasta ocho tipos), cereales, etc. Tiene un precio que ronda los 20 euros, si bien, si se prefiere algo más económico o se dispone de poco tiempo también se puede optar por el llamado «Desayuno con diamantes» que ofrece una versión más reducida por unos seis euros. Al mediodía, es posible comer a la carta o en forma de menú. El menú ejecutivo incluye tres primeros, tres segundos y postres por un precio de 22 euros, sin incluir bebidas. Este menú se puede degustar cualquier día de la semana, tanto para la comida como para la cena. Igualmente, para ambos casos, es posible el menú gastronómico, cuyo precio se eleva a 38 euros. El restaurante también ofrece promociones a mediodía con el llamado «Menú de la abuela», que es más económico y consta de platos de la cocina tradicional como unas lentejas o un escalope con patatas panaderas. El restaurante, liderado por el chef Javier Casanbón, destaca por su afán innovador y es que la carta cambia con bastante frecuencia y, además, son habituales las iniciativas que permiten descubrir nuevos platos o nuevos productos de la gastronomía española. Una semana dedicada a las tapas, a la cocina madrileña, al atún o a los productos de caza son algunos ejemplos de estas ideas. La cafetería del hotel, situada en la planta baja y llamada «Atocha, 1, 2 y 3», está abierta durante todo el día y en ella es posible tomar todo tipo de bebidas y picar algún aperitivo. Además, cada tarde, su barra y salón se convierten en un atractivo rincón ideal para los amantes de los cócteles y es que ofrece una variada oferta de destilados y combinados de este tipo de bebidas. Entre las bebidas, sin duda destaca el Gin tonic, al cual se dedica una carta especial con nada menos que 10 tipos de cócteles, con sus respectivos tipos de Ginebra y otros tantos de tónica y maridajes (pomelo, vainilla, regaliz, etc.). Un espacio digno de sibaritas.