Las 144 habitaciones ?que incluyen 22 comunicantes para las familias y seis suites?, tienen un tamaño aceptable y están equipadas con muebles de madera de estilo colonial. Para las cortinas y la colcha, se ha optado por las flores y el madrás. El suelo y las paredes son blancos. Cuentan con las comodidades esenciales: aire acondicionado individual, teléfono con línea internacional directa, una pequeña televisión por satélite ?con unas diez cadenas internacionales y predominio de los programas americanos?, minibar (vacío) y caja fuerte. Los baños cuentan con una bañera, un lavabo, un secador mural y un espejo de aumento. Domina un blanco luminoso, desde el suelo hasta el techo. Se suministran los productos de bienvenida necesarios. Sus grandes terrazas se dividen a partes iguales entre el mar y el conjunto integrado por la carretera y la zona náutica.

El Beach Plaza, un imponente edificio blanco de estilo criollo con un tejado de uralita de un rojo pálido, comunica directamente con la bahía y la playa de Marigot, por un lado, y con la carretera principal de San Martín, por el otro, además de con una laguna y la zona náutica. Su hall es un alto y luminoso patio, decorado por un amplio jardín que se caracteriza por la cascada de plantas que cuelga desde sus tres alturas y por los plátanos que se despliegan alrededor del tintineo de una fuente. El restaurante y el bar se encuentran frente a la bahía de Marigot, con amplias vistas del mar Caribe, una pequeña piscina, un bonito pontón de madera y el perfil de la playa. Para practicar deportes náuticos, es necesario recorrer una cierta distancia.

El restaurante Le Corsaire sirve su cocina, mezcla de influencias francesas y criollas, frente al mar, en una blanca y alargada sala, una especie de porche mecido por los suaves vientos alisios del Caribe. Fuera, en una agradable terraza, se pueden almorzar especialidades como el pastel de cangrejo a las especias, el magret de pato con salsa de miel o incluso unas gambas rojas rehogadas con leche de coco ycolombo, una tradicional mezcla de especias. Los precios de los platos oscilan entre los 8 y los 14 euros. A continuación del restaurante, la sala del desayuno, consistente en un bufé aceptable, resulta un poco más oscura pese a los cuadros naíf que adornan sus paredes. La salva una terraza con vistas a la piscina y el mar. También dispone de un bar y un piano bar.

La playa del Beach Plaza, sin habilitar, no es demasiado ancha. Sin embargo, es larga, ya que constituye una parte de la bahía de Marigot, por lo que ofrece una bonita vista panorámica de la ensenada. Para tomar el sol, se ha previsto un agradable muelle de madera, en el que se han dispuesto unas tumbonas (con colchonetas no muy mullidas). Es una pena que no se haya pensado en las sombrillas. Para practicar deportes náuticos, es necesario recorrer una cierta distancia.

Para visitar la isla, se recomienda alquilar un coche.