El Lodge K es, ante todo, un concepto. No es ni un hotel del todo, ni una casa de huéspedes del todo. Los propietarios Sonia y Eric tuvieron esta idea pensando en sus amigos. Recibir amigos en su casa está muy bien, pero es verdad que a veces ellos no se sienten cómodos y tienen miedo de molestar. Eric y Sonia quisieron ofrecer ante todo más libertad a sus amigos cuando los iban a ver a Marrakech. Cada uno tenía su alojamiento independiente y un comedor exterior al resto de las habitaciones que les permitía tomar sus comidas sin molestar a los propietarios, jugar o incluso ver la televisión. En una palabra, querían que sus amigos se sintieran como en casa. Y después, un día Sonia y Eric se preguntaron por qué no convertirlo en hotel. Y así es como surgió la idea del Lodge K.
Por tanto, el Lodge K abrió sus puertas en 2008 en medio de un jardín exuberante. Se compone de cinco alojamientos con cinco ambientes diferentes. Los alojamientos están todos bajo jaimas, pero hay que precisar que son todas de techo duro. El alojamiento más grande, el Lord tiene 250m2. Este hotel de encanto es verdaderamente intimista. Tiene capacidad para acoger a 5 parejas.
Dispone de una bonita piscina redonda climatizada. Camas, hamacas y tumbonas dispersas por el jardín permiten relajarse con total tranquilidad.
Un magnífico baño turco tradicional se ha decorado minuciosamente. Se ha puesto atención hasta el más mínimo detalle.
Un spa ofrece multitud de tratamientos de todo el mundo, Marruecos, Oriente, Provenza, Japón, China, Indonesia, Siria, India, México, África e incluso criollos.
La decoración es el gran atractivo de este hotel. De hecho, la decoración se confío a un amigo de la pareja, un decorador de cine que, en especial, ha trabajado en películas de Luc Besson. Pero Sonia, la propietaria también ha aportado su toque personal.