El pabellón luminoso que se utiliza como recepción del Prestige da una idea inmediata del establecimiento. Se accede a través de una pasarela construida sobre una pequeña cascada artificial que decora una parte de la pared de la recepción. Este espacio circular completamente abierto al exterior ofrece unas vistas maravillosas al mar y también acoge el pequeño bar principal.
Un lugar que te encantará al instante, nada más observar los sofás mullidos que te invitan a pasar una tarde tranquila (como si estuvieses en casa, o incluso mejor). La parte de la terraza del bar también invita a la ociosidad: pufs, sillones, sofás y cojines para tumbarte cómodamente. Y todo con vistas a la isla de Aria, digno de una tarjeta postal. Esta estructura de dimensiones pequeñas (52 suites para 120 personas) tiende a definirse como un "producto de lujo para la intimidad" y la sensación que da está muy cerca de esta definición.
Asimismo, resulta difícil resistirse a la invitación de la piscina frente al mar, rodeada de un verde césped típicamente inglés.