El Fontainebleau, construido en 1954, dos años antes del Eden Roc, por el arquitecto Morris Lapidus, roza la desmesura. Es inmenso, grandioso e impresiona por su arquitectura pero también por sus dimensiones. Por ello fue elegido como telón de fondo por Brian De Palma para rodar la última escena de la película Scarface durante la cual Al Pacino es asesinado por colombianos o como entorno para rodar Golfinger).
Desde su apertura, el Fontainebleau se ha convertido en un alojamiento de estrellas que aprecian la exuberancia del lugar pero también sus prestaciones de calidad. Nada menos que 10 piscinas (tranquilas o más animadas) están disponibles para los clientes, una de ellas reservada para los niños con juegos y tobogán. Spa, gimnasio, sala de masajes, 10 canchas de tenis pero también tiendas, discotecas e incluso un centro comercial, podrás disfrutar de todo esto en el hotel. El establecimiento es una pequeña ciudad en sí misma.
Para localizar tu habitación y las restantes infraestructuras, pide un plano ya que el hotel se divide en 4 edificios: Trésor, Sorrente, Versailles y Château, estando las piscinas, restaurantes, bares y tiendas dispersos aquí y allá. Al comienzo de tu estancia, buscarás continuamente los diferentes lugares. Ármate de paciencia y ve a relajarte a la playa o al spa. Si lo encuentras, claro.
Al caer la tarde, una multitud de bares de ambientes diferentes te invitan a degustar cócteles y bebidas con alcohol de calidad. Luego, continúa tu velada en una de las dos discotecas.
Los niños reciben un trato especial. Se proponen actividades durante el día (música, juegos, teatro, deportes o actividades artísticas). Grandes y pequeños, todos estarán ocupados en el Fontainebleau.