Gonzalo González Beneytez
Jefe de sección
Este hotel se merece todos los superlativos por lo que tiene de histórico, mítico, mágico... Por si solo representa una parte del patrimonio histórico y turístico de Mónaco. Esta espléndida figura se encuentra en plena manzana de oro, delante del Café de Paris y a la derecha del Casino.
Hotel de Paris - © L. Lautard / EASYVOYAGE
Hotel de Paris - © L. Lautard / EASYVOYAGE
En pleno corazón de Montecarlo, en el lugar más exclusivo de Mónaco, la manzana de oro, el Hôtel de Paris no podría estar mejor ubicado. El Casino (al que los habitantes de Mónaco tienen la entrada prohibida), el Café de Paris... se trata del lugar en el que empezó la historia del pequeño principado. Durante el Gran Premio, el hotel ofrece vistas de una buena parte del circuito y se encuentra en el famoso tramo de la cuesta del casino. Son necesarios unos diez minutos para llegar a la estación y menos de cinco para bajar hasta el puerto Hercule.
Las 182 habitaciones del hotel tienen varias categorías: Exclusiva Mar, Ciudad, Casino, Superior Patio y Suites, entre las cuales se cuenta la célebre Winston Churchill con sus 200 m². 99 habitaciones dobles, 83 suites... En el interior de las habitaciones dobles, la elegancia está a la altura del establecimiento. Un amplio vestidor permite dejar toda la ropa antes de trasladarse al cómodo salón, situado delante de la cama. Cuadros, flores, materias nobles, muebles de época... y unas perfectas vistas al mar. El cuarto de baño es igual de exquisito, con mármol y loza, dos lavabos... todo lo necesario e incluso más, ya que también encontrarás un televisor de pantalla plana. La ducha y la bañera hidromasaje están separadas. Destacamos que unas cuantas habitaciones se apartan de la decoración clásica y exhiben un estilo más moderno. Muy logrado.
El hotel se inauguró en 1964 y se trata del primero de Mónaco que acogió a los jugadores del Casino, construido un año más tarde. Inicialmente se concibió basándose en el modelo del Grand Hôtel, en el bulevar Capucines de París, pero desde entonces ha sido reformado varias veces. Una vez se franquea la famosa puerta giratoria, el lujo colma la vista. Mientras te recuperas de este primer impacto, puedes acariciar la pezuña de la estatua del caballo de Luis XIV, un gesto cargado de simbolismo para los jugadores. Aunque eso va según los gustos. El gran vestíbulo es espacioso y resplandeciente, gracias a su abundante iluminación y sus motivos dorados. Una espléndida lámpara de cristal ilumina los bajos relieves y baña las columnas de mármol, a la vez que unos espectaculares espejos reflejan el lujo del estilo Versalles-Grand Siècle. La recepción es discreta y cuenta con un pequeño mostrador situado en una esquina, delante de la conserjería. Detrás hay algunas tiendas consagradas a la joyería. A la derecha, se encuentra el restaurante de Alain Ducasse - el Louis XV - con una sublime sala de recepción Empire a continuación. A la izquierda, el bar americano es testigo de las diferentes etapas del hotel y en la pared se exhiben fotografías de las personalidades que han pisado sus estancias. El ambiente es acogedor y en un rincón hay un pequeño escenario con música en directo por las noches. El palacio también cuenta con una zona de talasoterapia y un spa con piscina interior de agua salada, así como una sala de fitness de lo más moderna... 6.600 m² de bienestar. En las diferentes plantas, los pasillos que llevan a las habitaciones son espaciosos y su decoración está bien cuidada.
Los sibaritas se dan cita en el restaurante de Alain Ducasse, el Louis XV. El marco está a la altura de las tres estrellas que le ha concedido la Guía Michelin. Techos altos, doraduras, retratos de mujeres extraídos de la historia de Francia, vajilla noble... De nuevo, los superlativos están presentes. Con vistas a la plaza del Casino. Los amantes de la carne y el pescado a la brasa acudirán a saciar su apetito en Le Grill, que ofrece vistas panorámicas sobre el mar y la ciudad. Decorado como si se tratada de una carabela, su atmósfera azulada es casi tan sabrosa como los platos que sirve.
Las famosas puertas giratorias forman parte del encanto de los hoteles pero son pocos los que aún cuentan con un verdadero conserje que las haga girar con sus guantes blancos, como es el caso del Hôtel de Paris.
masaje, salón de belleza, sauna, talasoterapia, puesta en forma, EPA, baño turco, wellness
tenis, gimnasia, golf, water-polo, fitness, deportes
Philippe H.
Avis Lorem ipsum Lorem ipsum Lorem ipsum Lorem ipsum Lorem ipsum Lorem ipsum
Avantages Lorem ipsum Lorem ipsum Lorem ipsum
Inconvénients Lorem ipsum Lorem ipsum Lorem ipsum Lorem ipsum
Anonyme.
accueil chaleureux, café sur une vue de rêve, et j'ai admiré la piscine
Qualités top logement
situation animation
Anonyme.
hotel tres agreable.agreable sejour.
la taille de la chambre
manque un peu d'activites
Anonyme.
excellent hotel super service
propre classe chic superbe service super magnifique confortable restauration
aucun inconvénient à souligner
Anonyme.
bien fredszaqswxcvbnhjuikol
aucun frtghyjukilopmcdezsqa
aucun ne me plaitre avec vous
Anonyme.
Nous avons passés un agréables sejour
La chambre Le service
La vue qui n'etait pas terrible
Anonyme.
J'ai vraiment apprécié cet hôtel à cause de sa vue splendide et de son prix raisonnable.
Nourriture très bonne, bon petit dejeuner et repas.
Il y a très peu de loisirs fournis par l'hôtel.
Anonyme.
Je trouve que cette hotel est fabuleux
l' hotel est beau et super cool
l'inconvenient c'est qu'on entend les voisins
Anonyme.
bonne hotel de paris
belle vue sur la mer et du temp
rien a dir sur le type d hebergement
Anonyme.
Ce hôtel est formidable, contient plus d'avantages par rapport à d'autres, localisé sur une place formidable, offre plusieurs services de meilleurs qualités, plusieurs espace de loisirs, possèdes des meilleurs infrastructures, design décorations, INTERNET - toutes les chambres sont pourvues d'un accès Internet câblé ou sans fil, illimité et gratuit. GARAGE et ESPACE SITUÉ DEVANT L'ENTRÉE PRINCIPALE sans besoin de réservation espace réservé à tous
Super séjour, cet hôtel est top
Pas d'incovénient, j'adore
El hotel Hermitage, otra declinación del lujo monegasco, se distingue por la elegancia de su estilo Belle Epoque. Preponderancia del color blanco, columnas y salones acogedores, así como una iluminación retromoderna con las obras de Gustave Eiffel y unas vistas espléndidas desde el bar y el restaurante. Los huéspedes del hotel pueden disfrutar de un spa excepcional, las Termas Marinas de Montecarlo.
El Farimont, un edificio gigantesco frente al mar, goza de unas vistas impresionantes del Mar Mediterráneo. Construido en un estilo de "centro turístico" a la americana, todo está concebido para que el cliente no tenga que salir de este establecimiento que a menudo se convierte en un laberinto. Aunque si tienes ganas de ver un poco más allá, estarás a tan solo dos minutos del Cuadrado de Oro.
Este hotel es la experiencia troglodita monegasca: cavado en la roca, ofrece buenas prestaciones y una magnífica terraza que da al puerto Hercule. Sin embargo, es difícil obviar sus rincones más sombríos. La panorámica que se ve desde la terraza del restaurante impresionará a los amantes de las sensaciones fuertes y del Grand Prix de Mónaco.
En pleno corazón de Montecarlo, el hotel Métropole deslumbra por su magnífica arquitectura y sus prestaciones irreprochables: restaurantes con estrellas, spa afamado, calidad de servicio, etc. En el interior, el encanto y el refinamiento prometen al visitante una estancia inolvidable.
El hotel Novotel, muy bien situado y decorado con mucho gusto, tiene buenas intenciones, pero falla en algunas cosas. En cuanto al presupuesto, hay que decir que el hotel es muy interesante para las familias.
El Monte-Carlo Beach, lugar de encuentro de los amantes del glamour de la Riviera, goza de su situación frente al mar. De espaldas a un pinar, la intimidad del lugar y su moderna decoración interior hacen soñar. Hay que destacar que, en el mismo emplazamiento del hotel, hay un club de playa que ofrece excelentes instalaciones, así como su losa de hormigón, a los clientes y al público exterior.
Un hotel de barrio cuyo único encanto es su ambiente acogedor. Muy bien ubicado, junto al Palacio del Príncipe, a pocos minutos del Puerto de Hércules. Ideal para presupuestos ajustados.
Con una ubicación ideal, hace frente al Port Hercule y al peñasco en el que se encuentra el Palacio del Príncipe. A 5 minutos está el Cuadrado de Oro, que alberga el casino de París. Este coqueto hotel-boutique goza de una terraza panorámica. Es una lástima que algunas habitaciones estén anticuadas y con una decoración dudosa.
En pleno corazón de Montecarlo, el hotel Métropole deslumbra por su magnífica arquitectura y sus prestaciones irreprochables: restaurantes con estrellas, spa afamado, calidad de servicio, etc. En el interior, el encanto y el refinamiento prometen al visitante una estancia inolvidable.
El Monte-Carlo Beach, lugar de encuentro de los amantes del glamour de la Riviera, goza de su situación frente al mar. De espaldas a un pinar, la intimidad del lugar y su moderna decoración interior hacen soñar. Hay que destacar que, en el mismo emplazamiento del hotel, hay un club de playa que ofrece excelentes instalaciones, así como su losa de hormigón, a los clientes y al público exterior.
A la salida de Mónaco, el Méridien Beach Plaza puede presumir de ser el único hotel del principado con una playa privada. En este tranquilo y bonito hotel podrás relajarte por completo junto a la piscina.
El Farimont, un edificio gigantesco frente al mar, goza de unas vistas impresionantes del Mar Mediterráneo. Construido en un estilo de "centro turístico" a la americana, todo está concebido para que el cliente no tenga que salir de este establecimiento que a menudo se convierte en un laberinto. Aunque si tienes ganas de ver un poco más allá, estarás a tan solo dos minutos del Cuadrado de Oro.
A la salida de Mónaco, este hotel orientado con mucho gusto a los negocios ofrece todas las prestaciones de un resort de prestigio. Una decoración moderna, habitaciones espaciosas, piscina de agua de mar y piscina cubierta, un buen spa, etc. Menos la intimidad.
El hotel Hermitage, otra declinación del lujo monegasco, se distingue por la elegancia de su estilo Belle Epoque. Preponderancia del color blanco, columnas y salones acogedores, así como una iluminación retromoderna con las obras de Gustave Eiffel y unas vistas espléndidas desde el bar y el restaurante. Los huéspedes del hotel pueden disfrutar de un spa excepcional, las Termas Marinas de Montecarlo.
Este hotel es la experiencia troglodita monegasca: cavado en la roca, ofrece buenas prestaciones y una magnífica terraza que da al puerto Hercule. Sin embargo, es difícil obviar sus rincones más sombríos. La panorámica que se ve desde la terraza del restaurante impresionará a los amantes de las sensaciones fuertes y del Grand Prix de Mónaco.
El Ni Hôtel, un auténtico ovni en el paisaje hotelero monegasco, es una experiencia contemporánea y de diseño en un barrio acogedor del principado. Excelentes prestaciones, originalidad, humor... todo un éxito.