Gonzalo González Beneytez
Jefe de sección
El hotel Novotel, muy bien situado y decorado con mucho gusto, tiene buenas intenciones, pero falla en algunas cosas. En cuanto al presupuesto, hay que decir que el hotel es muy interesante para las familias.
Novotel Monte Carlo - © L. Lautard / EASYVOYAGE
Novotel Monte Carlo - © L. Lautard / EASYVOYAGE
El hotel cuenta con una situación ideal en lo alto de Montecarlo, a 5 minutos a pie del famoso Cuadrado de Oro, en el que se encuentran los edificios del Casino, del Café de París y del Hôtel de Paris. El entorno es tranquilo y residencial. Consejo práctico: la estación se encuentra a 2 minutos a pie. Para llegar a Port Hercule, calcula unos diez minutos, ya que solo tendrás que dejarte llevar por las tortuosas callejuelas.
Las 218 habitaciones del hotel tienen varias categorías: superior, ejecutiva o suite júnior. Las habitaciones tienen vistas a la montaña o al jardín. Nos hemos concentrado en la primera categoría, que es la que se corresponde con los estándares de la cadena; de hecho, los habituales reconocerán las referencias. Miden unos veinte metros y son luminosas. Están limpias y equipadas con un minibar lleno y una bandeja de bienvenida. La decoración sobria, quizás bastante, se inspira en el minimalismo nipón para ocultar su aspecto estandarizado. El sofá es sofá cama y está situado enfrente de una pantalla plana. Los modestos cuartos de baño están equipados con una bañera y una ducha separadas, al igual que los wc. Un pequeño balcón, acondicionado con sillas y una mesa, permite disfrutar de las vistas. Recuerda que, en el pasillo de cada planta, se ha colocado un dispensador de hielo a disposición de los clientes. El servicio de habitaciones funciona las 24 horas. Hay 6 habitaciones para personas con movilidad reducida.
Antiguamente era la sede de la radio RMC, como muestran las fotografías colgadas en las paredes, y en el año 2007 se convirtió en hotel. Desde la calle, la fachada se diferencia del entorno por sus grandes paneles de cristal y sus estructuras vistosas. El aspecto moderno está bastante logrado e invita a entrar. Una vez en el vestíbulo, te encontrarás con la arquitectura del vacío que te permitirá recorrer el hotel con la mirada y disfrutar de los edificios contiguos a través de los ventanales del fondo. La decoración es sobria y consiste fundamentalmente en obras de arte contemporáneo dispuestas por todo el hotel. Te gusta o no, se montan exposiciones dos veces al año.
El bar está bastante logrado, el mobiliario contemporáneo de la marca Starck le da un toque de encanto. La barandilla da a la sala de restauración, bien equipada aunque un poco fría, y a la pared acristalada que separa la piscina. El espacio exterior está limitado, rodeado de casas e inmuebles, con varias mesas y tumbonas. Es una lástima que el suelo esté moteado por los pájaros y que el personal no tome medidas para mantener la zona limpia. Desde el jardín, la arquitectura del hotel alcanza su máximo esplendor. En la 7ª planta, el hotel dispone de un solárium muy espacioso con tumbonas y unas vistas espléndidas. Es una pena que no haya servicio de bar. También tiene una sala de fitness y un baño turco a disposición de los clientes pero, curiosamente, hay que pasar por delante de los mostradores para acceder. El aparcamiento es de pago, aunque al menos es privado.
El establecimiento se ha entregado a fondo al lema de que el cliente pueda comer las 24 horas. El restaurante principal, Les Grandes Ondes, en referencia a la radio que se retransmitía anteriormente aquí, está abierto de 06:30 a 12:00 para el desayuno, de 12:00 a 14:00 para la comida y de 19:30 a 22:00 para la cena. Esta última es de cocina mediterránea. La sala tiene capacidad para unos cien comensales, la decoración se inspira con fantasía en el universo radiofónico con unas excelentes creaciones originales como asientos. El bar está abierto de 07:00 a 01:00 h, para comer y también para picar algo, sobre todo de 12:00 a 23:00 h.
Las habitaciones están equipadas con un sofá cama y dos niños menores de 16 años son gratis.
masaje, salón de belleza, sauna, hammam, EPA, baño turco
gimnasia, golf, fitness, deportes
Anonyme.
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Yahia M.
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Sarah H.
Acceuil très accueillant,les gens sont très agréables,et très à l'écoute en cas de problèmes,hôtel très propres,et très beau,avec vue sur piscine et sur la mer. Les lits sont agréables,et les chambres sont grandes. Il y a une salle de bain avec douche et baignoire,celui est plutôt cool. Grande pièces confortables,rien à dire,je reviendrais
lits confortables,piscine,terrasse,petit déjeuner
pas toujours de vue sur la mer
Sarah H.
Accueil chaleureux,bonne décoration,belle terrasse,super propre,les chambres sont suffisamment grande pour 2,ls lits sont confortables,le décor est correct,douche + bain dans la pièces. Belle vue sur la baie de Monaco,ou sur la grande rue,super hôtel. La lumière fonctionne avec la carte d'arrivée,vraiment top comme idée. Franchement l'hôtel étais vraiment cool,et sympathique,j'espère y revenir très vite.
Les lits confortables,douche + bain,la vue sur Monaco,ou sur la vue de la grande rue. Grande pièces,agréables a regarder et très sympathique
Lumière qui fonctionne avec la carte..
Maud G.
Le hall d'entrée est très sympa, accueil très sympathique, la chambre est sympa (mais on avait la vue directement sur le logo lumineux de l'hôtel donc pas terrible), la salle de bain été un peu petite mais l'agencement est bien. Je recommande
hôtel moderne et bien décoré
vue de la chambre sur le logo lumineux
Magali C.
Un superbe hotel, avec un personnel souriant et disponible en permanence. Le petit déjeuner buffet est énorme, il y a aussi bien du sucré que du salé.
Petit Déjeuner buffet. Personnel souriant
Tout est en supplément : parking, petit déjeuner.
Samir B.
Un hôtel que je recommande vivement accueil agréable, petit déjeuner copieux avec un large choix,chambre spacieuse, situation géographique de l'établissement parfait à 5 minutes à pied de la place Monte Carlo, à 30 seconde du train qui permet d'allez sur plusieurs destination Nice, Vintimille , Cannes...
la situation géographique de l'établissement
le tarif, mais bon vous êtes à Monaco
Isabelle A.
Hôtel absolument remarquable , nous y sommes allés en famille et j'ai trouvé cet hôtel vraiment complet au niveau des prestations et des équipements pour les adultes mais pour les enfants également. Espace jeux pour enfants dans le hall, piscine bien adaptée aux enfants et prêt de jeux d'eau ainsi que les de draps de bain Chambre et terrasse très propres et très bien équipées. Vue superbe sur le jardin, la piscine et le palais princier. Service voiturier, hôtel parfaitement calme
Confort,équipements, propreté,calme,proximité de tous les sites à visiter Personnel aimable Service voiturier Piscine très propre Chambre spacieuse,terrasse équipée et spacieuse Espace jeux pour enfants
Seul bémol, prix du parking par jour 25 euros
Claire D.
hôtel bien situé, agréable, avec un fitness, hammam, piscine, bar et restaurant. personnel accueillant et serviable.
équipements, situation et personnel sympa
prix cher car c'est Monaco même si c'est plus abordable que les autres hôtels
Anonyme.
Bel Hotel a deux pas de la place du casino. Les chambres ont une vue sur le port.
Son confort, Machine à Glaçons aux étages, salle de sport, personnel réactif, clim parfaite, Piscine, petits déjeuners copieux, 3 web cormer
???? Rien à redire sur le site. Pour avoir des tarifs interressants comme des suites à moitié prix, il vaut mieux s'y prendre a l'avance
Este hotel se merece todos los superlativos por lo que tiene de histórico, mítico, mágico... Por si solo representa una parte del patrimonio histórico y turístico de Mónaco. Esta espléndida figura se encuentra en plena manzana de oro, delante del Café de Paris y a la derecha del Casino.
El hotel Hermitage, otra declinación del lujo monegasco, se distingue por la elegancia de su estilo Belle Epoque. Preponderancia del color blanco, columnas y salones acogedores, así como una iluminación retromoderna con las obras de Gustave Eiffel y unas vistas espléndidas desde el bar y el restaurante. Los huéspedes del hotel pueden disfrutar de un spa excepcional, las Termas Marinas de Montecarlo.
Aunque ha sido renovado recientemente, es una lástima que las habitaciones no se hayan modernizado como la planta baja. El hotel está muy bien situado, cerca del Palacio principesco al pie de la roca, y su restaurante de especialidades italianas es excelente.
Este hotel es la experiencia troglodita monegasca: cavado en la roca, ofrece buenas prestaciones y una magnífica terraza que da al puerto Hercule. Sin embargo, es difícil obviar sus rincones más sombríos. La panorámica que se ve desde la terraza del restaurante impresionará a los amantes de las sensaciones fuertes y del Grand Prix de Mónaco.
En pleno corazón de Montecarlo, el hotel Métropole deslumbra por su magnífica arquitectura y sus prestaciones irreprochables: restaurantes con estrellas, spa afamado, calidad de servicio, etc. En el interior, el encanto y el refinamiento prometen al visitante una estancia inolvidable.
Un hotel de barrio cuyo único encanto es su ambiente acogedor. Muy bien ubicado, junto al Palacio del Príncipe, a pocos minutos del Puerto de Hércules. Ideal para presupuestos ajustados.
El Ni Hôtel, un auténtico ovni en el paisaje hotelero monegasco, es una experiencia contemporánea y de diseño en un barrio acogedor del principado. Excelentes prestaciones, originalidad, humor... todo un éxito.
Con una ubicación ideal, hace frente al Port Hercule y al peñasco en el que se encuentra el Palacio del Príncipe. A 5 minutos está el Cuadrado de Oro, que alberga el casino de París. Este coqueto hotel-boutique goza de una terraza panorámica. Es una lástima que algunas habitaciones estén anticuadas y con una decoración dudosa.
Este hotel se merece todos los superlativos por lo que tiene de histórico, mítico, mágico... Por si solo representa una parte del patrimonio histórico y turístico de Mónaco. Esta espléndida figura se encuentra en plena manzana de oro, delante del Café de Paris y a la derecha del Casino.
En pleno corazón de Montecarlo, el hotel Métropole deslumbra por su magnífica arquitectura y sus prestaciones irreprochables: restaurantes con estrellas, spa afamado, calidad de servicio, etc. En el interior, el encanto y el refinamiento prometen al visitante una estancia inolvidable.
El Monte-Carlo Beach, lugar de encuentro de los amantes del glamour de la Riviera, goza de su situación frente al mar. De espaldas a un pinar, la intimidad del lugar y su moderna decoración interior hacen soñar. Hay que destacar que, en el mismo emplazamiento del hotel, hay un club de playa que ofrece excelentes instalaciones, así como su losa de hormigón, a los clientes y al público exterior.
A la salida de Mónaco, el Méridien Beach Plaza puede presumir de ser el único hotel del principado con una playa privada. En este tranquilo y bonito hotel podrás relajarte por completo junto a la piscina.
El Farimont, un edificio gigantesco frente al mar, goza de unas vistas impresionantes del Mar Mediterráneo. Construido en un estilo de "centro turístico" a la americana, todo está concebido para que el cliente no tenga que salir de este establecimiento que a menudo se convierte en un laberinto. Aunque si tienes ganas de ver un poco más allá, estarás a tan solo dos minutos del Cuadrado de Oro.
A la salida de Mónaco, este hotel orientado con mucho gusto a los negocios ofrece todas las prestaciones de un resort de prestigio. Una decoración moderna, habitaciones espaciosas, piscina de agua de mar y piscina cubierta, un buen spa, etc. Menos la intimidad.
El hotel Hermitage, otra declinación del lujo monegasco, se distingue por la elegancia de su estilo Belle Epoque. Preponderancia del color blanco, columnas y salones acogedores, así como una iluminación retromoderna con las obras de Gustave Eiffel y unas vistas espléndidas desde el bar y el restaurante. Los huéspedes del hotel pueden disfrutar de un spa excepcional, las Termas Marinas de Montecarlo.
Este hotel es la experiencia troglodita monegasca: cavado en la roca, ofrece buenas prestaciones y una magnífica terraza que da al puerto Hercule. Sin embargo, es difícil obviar sus rincones más sombríos. La panorámica que se ve desde la terraza del restaurante impresionará a los amantes de las sensaciones fuertes y del Grand Prix de Mónaco.