El hotel tiene un restaurante moderno con colores vivos y propone para comer platos bastante simples pero copiosos, que es lo que hace falta para un día de esquí. Muchos esquiadores comen allí ya que el restaurante tiene una terraza en las pistas. Algunas tardes, a final del día, un Dj anima el post-esquí hasta las 9 de la noche. La terraza está llenísima de gente y todo el mundo bebe cervezas. El desayuno se sirve en forma de bufé en una sala más oscura y anticuada. El desayuno está muy bien y cuenta con una bollería cuya calidad depende del día, frutas, quesos, huevos, embutidos, cereales y café expresso. Cada día, el hotel ofrece una merienda a sus clientes. En una mesita al lado de la recepción, ponen té, café y bollería para los más golosos. Es todo un detalle.