Con su fachada de ladrillo recubierta de viña virgen y con grava delante, el hotel tiene un aire de gran casa de campo. Data del año 1912 y contiene un interior con decoración de antaño, aunque también ha optado por un estilo moderno. Se trata de una mezcla con muy buen gusto que le confiere el encanto de lo antiguo y el confort de lo moderno. Sofás de cuero, chimenea, parquet, ventanas de cuadrados, cuadros modernos, el conjunto está muy limpio, es cómodo e invita al descanso. Y, ¿qué se puede hacer en este lugar? Pues mirar la televisión en la zona reservada para ello, conectarse a Internet en uno de los ordenadores disponibles, leer uno de los libros de la biblioteca en el salón contiguo, ¡tienes donde elegir!
En el sótano del hotel encontrarás un spa digno de ese nombre y en el que te podrás relajar. Ofrece, hammam, sauna y sillones de masaje de manera gratuita, y si quieres hacerte algún tratamiento o un masaje también podrás, pero pagando.